Introducción
Lucas 2:22–52: La lectura para hoy retoma la historia del versículo 21 del Evangelio de Lucas. Después de que María y José realizan el rito de la purificación (véase Levítico 12:4), 33 días después llevan a Jesús a Jerusalén para dedicarlo al Señor. En el templo, se encuentran con Simeón y Ana, dos personas ancianas y devotas que testifican de la fidelidad de Dios al hablar de Jesús. Después de completar todo lo requerido por la Ley, María y José regresan a Nazaret con Jesús. A la edad de 12 años, Jesús viaja con sus padres a Jerusalén para la Fiesta de la Pascua. Al regresar a casa, María y José no saben que Jesús se ha quedado en Jerusalén, debatiendo con los maestros judíos en el templo.
Versículo bíblico para hoy: Lucas 2:52
Jesús seguía creciendo en sabiduría y estatura, y gozaba del favor de Dios y de los hombres.
Lectura
22 Cuando se cumplieron los días en que ellos debían purificarse según la ley de Moisés, llevaron al niño a Jerusalén para presentárselo al Señor. 23 Lo hicieron así porque en la ley del Señor está escrito: «Todo primer hijo varón será consagrado al Señor.» 24 Fueron, pues, a ofrecer en sacrificio lo que manda la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones de paloma.
25 En aquel tiempo vivía en Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón. Era un hombre justo y piadoso, que esperaba la restauración de Israel. El Espíritu Santo estaba con Simeón, 26 y le había hecho saber que no moriría sin ver antes al Mesías, a quien el Señor enviaría. 27 Guiado por el Espíritu Santo, Simeón fue al templo; y cuando los padres del niño Jesús lo llevaron también a él, para cumplir con lo que la ley ordenaba, 28 Simeón lo tomó en brazos y alabó a Dios, diciendo:
29 «Ahora, Señor, tu promesa está cumplida:
puedes dejar que tu siervo muera en paz.
30 Porque ya he visto la salvación
31 que has comenzado a realizar
a la vista de todos los pueblos,
32 la luz que alumbrará a las naciones
y que será la gloria de tu pueblo Israel.»
33 El padre y la madre de Jesús se quedaron admirados al oír lo que Simeón decía del niño. 34 Entonces Simeón les dio su bendición, y dijo a María, la madre de Jesús:
—Mira, este niño está destinado a hacer que muchos en Israel caigan o se levanten. Él será una señal que muchos rechazarán, 35 a fin de que las intenciones de muchos corazones queden al descubierto. Pero todo esto va a ser para ti como una espada que atraviese tu propia alma.
36 También estaba allí una profetisa llamada Ana, hija de Penuel, de la tribu de Aser. Era ya muy anciana. Se casó siendo muy joven, y había vivido con su marido siete años; 37 hacía ya ochenta y cuatro años que se había quedado viuda. Nunca salía del templo, sino que servía día y noche al Señor, con ayunos y oraciones. 38 Ana se presentó en aquel mismo momento, y comenzó a dar gracias a Dios y a hablar del niño Jesús a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.
39 Después de haber cumplido con todo lo que manda la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su propio pueblo de Nazaret. 40 Y el niño crecía y se hacía más fuerte, estaba lleno de sabiduría y gozaba del favor de Dios.
41 Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. 42 Y así, cuando Jesús cumplió doce años, fueron allá todos ellos, como era costumbre en esa fiesta. 43 Pero pasados aquellos días, cuando volvían a casa, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres se dieran cuenta. 44 Pensando que Jesús iba entre la gente, hicieron un día de camino; pero luego, al buscarlo entre los parientes y conocidos, 45 no lo encontraron. Así que regresaron a Jerusalén para buscarlo allí.
46 Al cabo de tres días lo encontraron en el templo, sentado entre los maestros de la ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. 47 Y todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. 48 Cuando sus padres lo vieron, se sorprendieron; y su madre le dijo:
—Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia.
49 Jesús les contestó:
—¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?
50 Pero ellos no entendieron lo que les decía.
51 Entonces volvió con ellos a Nazaret, donde vivió obedeciéndolos en todo. Su madre guardaba todo esto en su corazón. 52 Y Jesús seguía creciendo en sabiduría y estatura, y gozaba del favor de Dios y de los hombres.
Reflexiona
Levítico 12 describe el ritual de purificación para las mujeres después del parto, que María y José siguen según la Ley de Moisés. El sacrificio de María y José de dos palomas o pichones (versículo 24) indica su condición de pobres. ¿De qué maneras ofrecemos sacrificios hoy? ¿Cómo se describe a Simeón y Ana? ¿Qué es lo que estaban esperando (versículos 25-26, 38)? ¿Qué celebra el cántico de Simeón (versículos 29-32, también llamado Nunc Dimittis)? ¿Qué le dice Simeón a María (versículos 34-35)? Al escuchar sus palabras, ¿qué podría haber pensado María? Mientras asistía a la fiesta de la Pascua, ¿por qué Jesús se quedó en Jerusalén (versículo 43)? ¿Qué pensaban los maestros de él (versículo 47)? ¿Por qué sus padres se asombraron cuando lo encontraron (versículo 48)? ¿Cómo respondió Jesús a la preocupación de sus padres (versículo 49)?
Ora
Señor Dios, tú cumples tus promesas, y tu Mesías prometido ha venido para traernos tu salvación. Él es la luz que revela tu voluntad para nosotros. Enséñame a ser obediente a tu voluntad y ayúdame a seguir creciendo en sabiduría y conocimiento de ti. ¡Gloria a ti, oh Señor! Amén.
Lectura para mañana
Apocalipsis 21:1–27: Juan tiene una visión de un cielo nuevo y una tierra nueva.