Introducción

Isaías 65:17–25: La lectura para hoy incluye la promesa de un nuevo futuro para Jerusalén y su pueblo. Como señal de la bendición de Dios, la nueva Jerusalén será un lugar de buena salud, larga vida y prosperidad.

Versículo bíblico para hoy: Isaías 65:17

Dice el Señor: «Miren, yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva. Lo pasado quedará olvidado».

Lectura

17 »Miren, yo voy a crear
un cielo nuevo y una tierra nueva.
Lo pasado quedará olvidado,
nadie se volverá a acordar de ello.
18 Llénense de gozo y alegría para siempre
por lo que voy a crear,
porque voy a crear una Jerusalén feliz
y un pueblo contento que viva en ella.
19 Yo mismo me alegraré por Jerusalén
y sentiré gozo por mi pueblo.
En ella no se volverá a oír llanto
ni gritos de angustia.
20 Allí no habrá niños que mueran a los pocos días,
ni ancianos que no completen su vida.
Morir a los cien años será morir joven,
y no llegar a los cien años será una maldición.
21 La gente construirá casas y vivirá en ellas,
sembrará viñedos y comerá sus uvas.
22 No sucederá que uno construya y otro viva allí,
o que uno siembre y otro se aproveche.
Mi pueblo tendrá una vida larga, como la de un árbol;
mis elegidos disfrutarán del trabajo de sus manos.
23 No trabajarán en vano
ni tendrán hijos que mueran antes de tiempo,
porque ellos son descendientes
de los que el Señor ha bendecido,
y lo mismo serán sus descendientes.
24 Antes que ellos me llamen,
yo les responderé;
antes que terminen de hablar,
yo los escucharé.
25 El lobo y el cordero comerán juntos,
el león comerá pasto, como el buey,
y la serpiente se alimentará de tierra.
En todo mi monte santo
no habrá quien haga ningún daño.»
El Señor lo ha dicho.

Reflexiona

¿Cómo imaginas la nueva creación que se describe en la lectura para hoy? ¿Qué versículos hablan de alegría y prosperidad? ¿Cuáles fueron tus pensamientos al leer estos versículos? ¿Qué te enseña la lectura acerca de Dios?

Ora

Dios de esperanza y amor, tú llenas mi corazón de alegría. Confío en tus promesas, sabiendo que, incluso cuando me desvío, tú siempre estás cerca. Gracias, Señor Dios, por llamarme a regresar a ti, por escucharme cuando oro y por restaurarme a una relación correcta contigo. Dios misericordioso, te alabaré a tu santo nombre por siempre. Amén.

Lectura para mañana

Efesios 1:1–14: El apóstol Pablo describe el plan en desarrollo de Dios.