Introducción
Lucas 22:31–71: Pedro dice que está listo para morir con Jesús, pero Jesús le dice que lo negará tres veces. Jesús sale de la ciudad y va con sus discípulos al Monte de los Olivos para orar, sabiendo que deberá sufrir. Judas lo traiciona con un beso, y Jesús es arrestado e interrogado por la Junta Suprema. Mientras tanto, Pedro niega conocer a Jesús, tal como él lo había predicho.
Versículo bíblico para hoy: Lucas 22:42
[Jesús oró:] —Padre, si quieres, líbrame de este trago amargo; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Lectura
31 Dijo también el Señor:
—Simón, Simón, mira que Satanás los ha pedido a ustedes para sacudirlos como si fueran trigo; 32 pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, ayuda a tus hermanos a permanecer firmes.
33 Simón le dijo:
—Señor, estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel, y hasta a morir contigo.
34 Jesús le contestó:
—Pedro, te digo que hoy mismo, antes que cante el gallo, tres veces negarás que me conoces.
35 Luego Jesús les preguntó:
—Cuando los mandé sin dinero ni provisiones ni sandalias, ¿acaso les faltó algo?
Ellos contestaron:
—Nada.
36 Entonces les dijo:
—Ahora, en cambio, el que tenga dinero, que lo traiga, y también provisiones; y el que no tenga espada, que venda su abrigo y se compre una. 37 Porque les digo que tiene que cumplirse en mí esto que dicen las Escrituras: “Y fue contado entre los malvados.” Pues todo lo que está escrito de mí, tiene que cumplirse.
38 Ellos dijeron:
—Señor, aquí hay dos espadas.
Y él contestó:
—Basta ya de hablar.
39 Luego Jesús salió y, según su costumbre, se fue al Monte de los Olivos; y los discípulos lo siguieron. 40 Al llegar al lugar, les dijo:
—Oren, para que no caigan en tentación.
41 Se alejó de ellos como a la distancia de un tiro de piedra, y se puso de rodillas para orar. 42 Dijo: «Padre, si quieres, líbrame de este trago amargo; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya.»
[43 En esto se le apareció un ángel del cielo, para darle fuerzas. 44 En medio de su gran sufrimiento, Jesús oraba aún más intensamente, y el sudor le caía a tierra como grandes gotas de sangre.]
45 Cuando se levantó de la oración, fue a donde estaban los discípulos, y los encontró dormidos, vencidos por la tristeza. 46 Les dijo:
—¿Por qué están durmiendo? Levántense y oren, para que no caigan en tentación.
47 Todavía estaba hablando Jesús, cuando llegó mucha gente. El que se llamaba Judas, que era uno de los doce discípulos, iba a la cabeza. Éste se acercó a besar a Jesús, 48 pero Jesús le dijo:
—Judas, ¿con un beso traicionas al Hijo del hombre?
49 Los que estaban con Jesús, al ver lo que pasaba, le preguntaron:
—Señor, ¿atacamos con espada?
50 Y uno de ellos hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. 51 Jesús dijo:
—Déjenlos; ya basta.
Y le tocó la oreja al criado, y lo sanó. 52 Luego dijo a los jefes de los sacerdotes, a los oficiales del templo y a los ancianos, que habían venido a llevárselo:
—¿Por qué han venido ustedes con espadas y con palos, como si yo fuera un bandido? 53 Todos los días he estado con ustedes en el templo, y no trataron de arrestarme. Pero ésta es la hora de ustedes, la hora del poder de las tinieblas.
54 Arrestaron entonces a Jesús y lo llevaron a la casa del sumo sacerdote. Pedro lo seguía de lejos. 55 Allí, en medio del patio, habían hecho fuego, y se sentaron alrededor; y Pedro se sentó también entre ellos. 56 En esto, una sirvienta, al verlo sentado junto al fuego, se quedó mirándolo y dijo:
—También éste estaba con él.
57 Pero Pedro lo negó, diciendo:
—Mujer, yo no lo conozco.
58 Poco después, otro lo vio y dijo:
—Tú también eres de ellos.
Pedro contestó:
—No, hombre, no lo soy.
59 Como una hora después, otro insistió:
—Seguro que éste estaba con él. Además es de Galilea.
60 Pedro dijo:
—Hombre, no sé de qué hablas.
En ese mismo momento, mientras Pedro aún estaba hablando, cantó un gallo. 61 Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro, y Pedro se acordó de que el Señor le había dicho: «Hoy, antes que el gallo cante, me negarás tres veces.» 62 Y salió Pedro de allí y lloró amargamente.
63 Los hombres que estaban vigilando a Jesús se burlaban de él y lo golpeaban. 64 Le taparon los ojos, y le preguntaban:
—¡Adivina quién te pegó!
65 Y lo insultaban diciéndole otras muchas cosas.
66 Cuando se hizo de día, se reunieron los ancianos de los judíos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, y llevaron a Jesús ante la Junta Suprema. Allí le preguntaron:
67 —Dinos, ¿eres tú el Mesías?
Él les contestó:
—Si les digo que sí, no me van a creer. 68 Y si les hago preguntas, no me van a contestar. 69 Pero desde ahora el Hijo del hombre estará sentado a la derecha del Dios todopoderoso.
70 Luego todos le preguntaron:
—¿Así que tú eres el Hijo de Dios?
Jesús les contestó:
—Ustedes mismos han dicho que lo soy.
71 Entonces ellos dijeron:
—¿Qué necesidad tenemos de más testigos? Nosotros mismos lo hemos oído de sus propios labios.
Reflexiona
¿Qué promesa le hizo Pedro a Jesús (versículo 33)? Vuelve a leer los versículos 54–62. ¿Qué cosas desencadenan sus negaciones? ¿Cómo se siente Pedro después de que negó conocer a Jesús? ¿Cuál es tu comprensión de lo que puede significar negar a Jesús hoy en día? Vuelve a leer los versículos 63–71. ¿Cómo es tratado Jesús después de ser arrestado? ¿Qué preguntas le hacen y cómo responde?
Ora
Señor Jesús, tú eres el Hijo de Dios y pongo mi confianza en ti. Perdóname por aquellas veces en las que no he actuado de una manera acorde con tus enseñanzas. Ayúdame a reflejar tu presencia en mi vida y a compartir las buenas nuevas de tu amor y salvación. Amén.
Lectura para mañana
Lucas 23:1–43: Jesús es juzgado por Pilato, interrogado por Herodes y sentenciado a muerte.