La Palabra de Dios que guía: esperanza
Introducción
Isaías 40:1–17: El capítulo 40 inicia una nueva sección dirigida al pueblo de Judá en el exilio en Babilonia, abrumado y sin esperanza. Isaías proclama que Dios liberará al pueblo y los llevará de regreso a Jerusalén para comenzar una nueva vida. En la lectura para hoy, el profeta pronuncia palabras de esperanza, consuelo y ánimo.
Versículo clave para hoy: Isaías 40:8
La hierba se seca y la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece firme para siempre.
Lectura para hoy
40 El Dios de ustedes dice:
«Consuelen, consuelen a mi pueblo;
2 hablen con cariño a Jerusalén
y díganle que su esclavitud ha terminado,
que ya ha pagado por sus faltas,
que ya ha recibido de mi mano
el doble del castigo por todos sus pecados.»
3 Una voz grita:
«Preparen al Señor un camino en el desierto,
tracen para nuestro Dios
una calzada recta en la región estéril.
4 Rellenen todas las cañadas,
allanen los cerros y las colinas,
conviertan la región quebrada y montañosa
en llanura completamente lisa.
5 Entonces mostrará el Señor su gloria,
y todos los hombres juntos la verán.
El Señor mismo lo ha dicho.»
6 Una voz dice: «Grita»,
y yo pregunto: «¿Qué debo gritar?»
«Que todo hombre es como hierba,
¡tan firme como una flor del campo!
7 La hierba se seca y la flor se marchita
cuando el soplo del Señor pasa sobre ellas.
Ciertamente la gente es como hierba.
8 La hierba se seca y la flor se marchita,
pero la palabra de nuestro Dios
permanece firme para siempre.»
9 Súbete, Sión, a la cumbre de un monte,
levanta con fuerza tu voz
para anunciar una buena noticia.
Levanta sin miedo la voz, Jerusalén,
y anuncia a las ciudades de Judá:
«¡Aquí está el Dios de ustedes!»
10 Llega ya el Señor con poder,
sometiéndolo todo con la fuerza de su brazo.
Trae a su pueblo
después de haberlo rescatado.
11 Viene como un pastor que cuida su rebaño;
levanta los corderos en sus brazos,
los lleva junto al pecho
y atiende con cuidado a las recién paridas.
12 ¿Quién ha medido el océano con la palma de la mano,
o calculado con los dedos la extensión del cielo?
¿Quién ha puesto en una medida
todo el polvo de la tierra,
o ha pesado en balanza
las colinas y montañas?
13 ¿Quién ha corregido al Señor
o quién le ha dado instrucciones?
14 ¿Quién le dio consejos y entendimiento?
¿Quién le enseñó a juzgar con rectitud?
¿Quién lo instruyó en la ciencia?
¿Quién le dio lecciones de sabiduría?
15 Para él las naciones son como una gota de agua,
como un grano de polvo en la balanza;
los países del mar valen lo que un grano de arena.
16 En todo el Líbano no hay animales suficientes
para ofrecerle un holocausto,
ni leña suficiente para el fuego.
17 Todas las naciones no son nada en su presencia;
para él no tienen absolutamente ningún valor.
Reflexiona
Isaías proclama el fin del castigo que Israel ha tenido que soportar debido a sus pecados. Su tiempo en el exilio se ha cumplido y los pecados de Israel son perdonados (versículo 2; véase también Isaías 43:22–25). Los Evangelios (Mateo 3:3; Marcos 1:3; Lucas 3:4–6) citan los versículos 3–5, usando la profecía de Isaías para describir a Juan el Bautista en el desierto preparando el camino para Jesús, el Mesías del Señor. En la lectura para hoy, estos versículos describen a Dios viniendo en ayuda de su pueblo. El viaje de regreso de los exiliados de Babilonia a Jerusalén será diferente del éxodo apresurado de Israel de Egipto (véase Éxodo 14 y ss.). Ahora incluso el paisaje montañoso será nivelado para hacer un viaje fácil mientras Dios regresa a Sión en triunfo, llevando consigo a su pueblo. ¿Qué palabras de esperanza se dan en el versículo 2? ¿De qué manera estos versículos hablan del amor y el cuidado constante de Dios? ¿Qué «buenas noticias» se proclaman en la lectura para hoy?
Ora
Dios soberano, gobiernas con poder y grandeza, y como un pastor cuidas de tu pueblo, ofreciendo consuelo y esperanza. ¡Eres fiel y tu palabra perdura para siempre! Te doy gracias y te alabo por las buenas noticias de tu amor y cuidado constantes. Oro en tu santo nombre. Amén.
Lectura para mañana
Isaías 40:18–31: Un himno que celebra al incomparable Dios de Israel.