Introducción

Efesios 2:1–10: Todos nosotros estábamos espiritualmente muertos a causa del pecado, pero Dios nos ha restaurado a la vida con Cristo. En unión con Cristo Jesús, somos creados para una vida de buenas obras, las cuales Dios ya ha preparado para que las hagamos.

Versículo bíblico para hoy: Efesios 2:4–5a

Pero Dios es tan misericordioso y nos amó con un amor tan grande, que nos dio vida juntamente con Cristo.

Lectura

Antes ustedes estaban muertos a causa de las maldades y pecados en que vivían, pues seguían los criterios de este mundo y hacían la voluntad de aquel espíritu que domina en el aire y que anima a los que desobedecen a Dios. De esa manera vivíamos también todos nosotros en otro tiempo, siguiendo nuestros malos deseos y cumpliendo los caprichos de nuestra naturaleza pecadora y de nuestros pensamientos. A causa de eso, merecíamos con toda razón el terrible castigo de Dios, igual que los demás. Pero Dios es tan misericordioso y nos amó con un amor tan grande, que nos dio vida juntamente con Cristo cuando todavía estábamos muertos a causa de nuestros pecados. Por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación. Y en unión con Cristo Jesús nos resucitó, y nos hizo sentar con él en el cielo. Hizo esto para demostrar en los tiempos futuros su generosidad y su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Pues por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación por medio de la fe. No es esto algo que ustedes mismos hayan conseguido, sino que es un don de Dios. No es el resultado de las propias acciones, de modo que nadie puede gloriarse de nada; 10 pues es Dios quien nos ha hecho; él nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras, siguiendo el camino que él nos había preparado de antemano.

Reflexiona

¿Cómo se describe una vida de desobediencia a Dios (versículos 1–3)? Según los versículos 4–10, ¿cuál es la fuente de nuestra salvación? Al mencionar la bondad de Dios tres veces (versículos 5, 7, 8), ¿qué mensaje está transmitiendo Pablo?

Ora

Señor Dios, gracias por tu abundante misericordia, por el regalo de tu amorosa gracia y por ofrecerme la vida a través de tu Hijo, Jesús. Aliméntame cada día con tu preciosa y santa Palabra y fortalece mi fe para esa vida de buenas obras que has preparado para que las haga. Amén.

Lectura para mañana

Efesios 2:11–22: Todos los pueblos, judíos y gentiles, son uno en Cristo.