Introducción

Hechos 21:1–16: Pablo continúa su viaje a Jerusalén, deteniéndose en varias islas a lo largo de la costa sur de Asia Menor. Llega a Tiro y luego a Cesarea, donde los creyentes le advierten que no vaya a Jerusalén. El profeta Agabo le dice a Pablo lo que le sucederá si va a Jerusalén.

Versículo bíblico para hoy: Hechos 21:13b

[Pablo dijo:]: “Yo estoy dispuesto, no solamente a ser atado sino también a morir en Jerusalén por causa del Señor Jesús.”

Lectura

21 Cuando dejamos a los hermanos, nos embarcamos y fuimos directamente a Cos, y al día siguiente a Rodas, y de allí a Pátara. En Pátara encontramos un barco que iba a Fenicia, y en él nos embarcamos. Al pasar, vimos la isla de Chipre, y dejándola a mano izquierda seguimos hasta Siria. Y como el barco tenía que dejar carga en el puerto de Tiro, entramos allí. Encontramos a los creyentes, y nos quedamos con ellos siete días. Ellos, advertidos por el Espíritu, dijeron a Pablo que no debía ir a Jerusalén. Pero pasados los siete días, salimos. Todos, con sus mujeres y niños, nos acompañaron hasta fuera de la ciudad, y allí en la playa nos arrodillamos y oramos. Luego nos despedimos y subimos al barco, y ellos regresaron a sus casas.

Terminamos nuestro viaje por mar yendo de Tiro a Tolemaida, donde saludamos a los hermanos y nos quedamos con ellos un día. Al día siguiente salimos y llegamos a Cesarea. Fuimos a casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete ayudantes de los apóstoles, y nos quedamos con él. Felipe tenía cuatro hijas solteras, que eran profetisas. 10 Ya hacía varios días que estábamos allí, cuando llegó de Judea un profeta llamado Agabo. 11 Al llegar ante nosotros tomó el cinturón de Pablo, se sujetó con él las manos y los pies, y dijo:

—El Espíritu Santo dice que en Jerusalén los judíos atarán así al dueño de este cinturón, y lo entregarán en manos de los extranjeros.

12 Al oír esto, nosotros y los de Cesarea rogamos a Pablo que no fuera a Jerusalén. 13 Pero Pablo contestó:

—¿Por qué lloran y me ponen triste? Yo estoy dispuesto, no solamente a ser atado sino también a morir en Jerusalén por causa del Señor Jesús.

14 Como no pudimos convencerlo, lo dejamos, diciendo:

—Que se haga la voluntad del Señor.

15 Después de esto, nos preparamos y nos fuimos a Jerusalén. 16 Nos acompañaron algunos creyentes de Cesarea, quienes nos llevaron a casa de un hombre de Chipre llamado Mnasón, que era creyente desde hacía mucho tiempo y que iba a darnos alojamiento.

Reflexiona

¿Qué mensaje le entrega el profeta Agabo a Pablo (versículos 10–11)? ¿Cómo responde Pablo (versículo 13)? ¿Por qué crees que los creyentes no pudieron convencer a Pablo de cambiar de opinión sobre ir a Jerusalén? ¿Alguna vez has experimentado un momento en que alguien intentó persuadirte para que cambiaras de opinión sobre hacer algo que sabías en tu corazón que era lo correcto? Si es así, ¿qué hiciste?

Ora

Señor Jesús, quiero ser un testigo de ti. Por tu Espíritu Santo, enséñame qué quieres que diga y ayúdame a proclamar tu mensaje con valentía. Pongo mi confianza en ti. Oro en tu santo nombre. Amén.

Lectura para mañana

Hechos 21:17–26: Pablo llega a Jerusalén.