Introducción

Isaías 58:1–14: Aparentemente, el pueblo continuaba adorando al Señor, pero sus actos de adoración eran insignificantes porque no se trataban unos a otros con justicia y respeto. La verdadera adoración implica más que actos rituales de honor o alabanza.

Versículo bíblico para hoy: Isaías 58:9a

[El Señor dice]: “Si me llamas, yo te responderé; si gritas pidiendo ayuda, yo te diré: ‘Aquí estoy.’.”

Lectura

58 El Señor me dijo:
«Grita fuertemente, sin miedo,
alza la voz como una trompeta;
reprende a mi pueblo por sus culpas,
al pueblo de Jacob por sus pecados.
Diariamente me buscan
y están felices de conocer mis caminos,
como si fueran un pueblo que hace el bien
y que no descuida mis leyes;
me piden leyes justas
y se muestran felices de acercarse a mí,
y, sin embargo, dicen:
“¿Para qué ayunar, si Dios no lo ve?
¿Para qué sacrificarnos, si él no se da cuenta?”
El día de ayuno lo dedican ustedes a hacer negocios
y a explotar a sus trabajadores;
el día de ayuno lo pasan en disputas y peleas
y dando golpes criminales con los puños.
Un día de ayuno así, no puede lograr
que yo escuche sus oraciones.
¿Creen que el ayuno que me agrada
consiste en afligirse,
en agachar la cabeza como un junco
y en acostarse con ásperas ropas sobre la ceniza?
¿Eso es lo que ustedes llaman “ayuno”,
y “día agradable al Señor”?
Pues no lo es.
El ayuno que a mí me agrada consiste en esto:
en que rompas las cadenas de la injusticia
y desates los nudos que aprietan el yugo;
en que dejes libres a los oprimidos
y acabes, en fin, con toda tiranía;
en que compartas tu pan con el hambriento
y recibas en tu casa al pobre sin techo;
en que vistas al que no tiene ropa
y no dejes de socorrer a tus semejantes.
Entonces brillará tu luz como el amanecer
y tus heridas sanarán muy pronto.
Tu rectitud irá delante de ti
y mi gloria te seguirá.
Entonces, si me llamas, yo te responderé;
si gritas pidiendo ayuda, yo te diré: “Aquí estoy.”
Si haces desaparecer toda opresión,
si no insultas a otros
ni les levantas calumnias,
10 si te das a ti mismo en servicio del hambriento,
si ayudas al afligido en su necesidad,
tu luz brillará en la oscuridad,
tus sombras se convertirán en luz de mediodía.
11 Yo te guiaré continuamente,
te daré comida abundante en el desierto,
daré fuerza a tu cuerpo
y serás como un jardín bien regado,
como un manantial al que no le falta el agua.
12 Tu pueblo reconstruirá las viejas ruinas
y afianzará los cimientos puestos hace siglos.
Llamarán a tu pueblo:
“reparador de muros caídos”,
“reconstructor de casa en ruinas”.

13 «Respeta el sábado;
no te dediques a tus negocios en mi día santo.
Considera este día como día de alegría,
como día santo del Señor y digno de honor;
hónralo no dedicándote a tus asuntos,
ni buscando tus intereses y haciendo negocios.
14 Si haces esto, encontrarás tu alegría en mí,
y yo te llevaré en triunfo sobre las alturas del país
y te haré gozar de la herencia de tu padre Jacob.»
El Señor mismo lo ha dicho.

Reflexiona

Vuelve a leer los versículos 6–12. ¿Cómo se describen la verdadera adoración y el ayuno? ¿Qué se les instruye a las personas que hagan para agradar al Señor? ¿Qué promete el Señor? Según los versículos 13 y 14, ¿cómo debe observarse el día santo del Señor? ¿Cómo describirías la vida de adoración de tu comunidad de fe? ¿De qué manera valoras y honras el «día santo» del Señor?

Ora

Señor Dios, enséñame a honrarte cada día con actos de bondad y buscando la justicia y la paz. Ayúdame a vivir a la luz de tu verdad. Oro en tu santo nombre. Amén.

Lectura para mañana

Isaías 59:1–21: El profeta condena los pecados del pueblo.