Introducción

Lucas 18:1–17: Por medio de dos parábolas, una sobre una viuda y un juez, y otra sobre un fariseo y un recaudador de impuestos, Jesús enseña respecto a ser persistente en la oración y de la verdadera humildad. Al final de la lectura, vemos a Jesús bendiciendo a pequeños niños.

Versículo bíblico para hoy: Lucas 18:14b DHH

[Jesús dijo:] “Porque el que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido.”

Lectura

18 Jesús les contó una parábola para enseñarles que debían orar siempre, sin desanimarse. Les dijo: «Había en un pueblo un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. En el mismo pueblo había también una viuda que tenía un pleito y que fue al juez a pedirle justicia contra su adversario. Durante mucho tiempo el juez no quiso atenderla, pero después pensó: “Aunque ni temo a Dios ni respeto a los hombres, sin embargo, como esta viuda no deja de molestarme, la voy a defender, para que no siga viniendo y acabe con mi paciencia.”»

Y el Señor añadió: «Esto es lo que dijo el juez malo. Pues bien, ¿acaso Dios no defenderá también a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Los hará esperar? Les digo que los defenderá sin demora. Pero cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará todavía fe en la tierra?»

Jesús contó esta otra parábola para algunos que, seguros de sí mismos por considerarse justos, despreciaban a los demás: 10 «Dos hombres fueron al templo a orar: el uno era fariseo, y el otro era uno de esos que cobran impuestos para Roma. 11 El fariseo, de pie, oraba así: “Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás, que son ladrones, malvados y adúlteros, ni como ese cobrador de impuestos. 12 Yo ayuno dos veces a la semana y te doy la décima parte de todo lo que gano.” 13 Pero el cobrador de impuestos se quedó a cierta distancia, y ni siquiera se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!” 14 Les digo que este cobrador de impuestos volvió a su casa ya justo, pero el fariseo no. Porque el que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido.»

15 También le llevaban niñitos a Jesús, para que los tocara; pero cuando los discípulos lo vieron, comenzaron a reprender a quienes los llevaban. 16 Entonces Jesús los llamó y dijo:

—Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. 17 Les aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.

Reflexiona

La viuda de la primera parábola (versículos 1–8) no tiene dinero para sobornar al juez injusto ni influencia social para presionarlo. ¿Qué lección presenta Jesús aquí? ¿De qué manera es la viuda un modelo de oración? Vuelve a leer los versículos 9–14. ¿Cómo describirías el comportamiento del fariseo y del recaudador de impuestos? ¿Por qué dice Jesús que el recaudador «estaba en lo correcto delante de Dios» (versículo 14)? ¿Qué dice Jesús después de que los discípulos reprenden a quienes llevan a sus hijos a Jesús (versículo 16)? ¿Qué te enseña su respuesta acerca de Jesús? ¿Cuál es tu comprensión de lo que significa recibir el reino de Dios como un niño?

Ora

Señor Jesús, vengo a ti con un corazón humilde, buscando recibir el reino de Dios como un niño. Fortalece mi fe día a día y ayúdame a orar con fervor. Cuando me desvíe, recuérdame tu amor inagotable y acogedor, y acércame a ti. Gracias por tus bendiciones y por la riqueza de tu gracia. Amén.

Lectura para mañana

Proverbios 3:1–35: Un padre da consejos a su hijo.