Introducción

Malaquías 1:1–14: Las lecturas de los próximos cuatro días serán del libro del profeta Malaquías, que fue escrito alrededor del 470–440 a.C., después de la reconstrucción del templo en Jerusalén. Jerusalén y el templo habían sido destruidos por los babilonios en el 586 a.C. Tras la derrota de los babilonios por los persas en el 538 a.C., el templo fue reconstruido y dedicado en el 515 a.C. Sin embargo, el pueblo ahora estaba bajo el control persa, y muchos comenzaron a cuestionar si Dios realmente se preocupaba por ellos. En la lectura para hoy, el profeta recuerda al pueblo el amor de Dios por ellos, mientras al mismo tiempo les da una reprensión a los sacerdotes.

Versículo bíblico para hoy: Malaquías 1:2a

El Señor dice: «Yo los amo a ustedes.»

Lectura

Éste es el mensaje que el Señor comunicó al pueblo de Israel por medio del profeta Malaquías.

El Señor dice: «Yo los amo a ustedes.» Pero ustedes responden: «¿Cómo sabemos que nos amas?» El Señor contesta: «Yo los amo por la misma razón que, siendo hermanos Esaú y Jacob, amé a Jacob y aborrecí a Esaú. Y el país de Esaú, que era montañoso, lo convertí en un desierto, y sus propiedades en tierra sólo buena para los animales salvajes.»

Si los edomitas, descendientes de Esaú, dijeran: «Hemos sido destruidos, pero reconstruiremos nuestra nación», el Señor todopoderoso respondería: «Ellos reconstruirán, pero yo los destruiré otra vez. Su país será llamado “País de maldad” y “Nación del eterno enojo del Señor”.» Ustedes lo verán con sus propios ojos, y dirán: «¡El Señor es tan grande que sobrepasa las fronteras de Israel!»

El Señor todopoderoso dice a los sacerdotes: «Los hijos honran a sus padres, y los criados respetan a sus amos. Pues si yo soy el Padre de ustedes, ¿por qué ustedes no me honran? Si soy su Amo, ¿por qué no me respetan? Ustedes me desprecian, y dicen todavía: “¿En qué te hemos despreciado?” Ustedes traen a mi altar pan indigno, y preguntan todavía: “¿En qué te ofendemos?” Ustedes me ofenden cuando piensan que mi altar puede ser despreciado y que no hay nada malo en ofrecerme animales ciegos, cojos o enfermos.» ¡Vayan, pues, y llévenselos a sus gobernantes! ¡Vean si ellos les aceptan con gusto el regalo! Pídanle ustedes a Dios que nos tenga compasión. Pero si le hacen esa clase de ofrendas, no esperen que Dios los acepte a ustedes con gusto. El Señor todopoderoso dice: 10 «¡Ojalá alguno de ustedes cerrara las puertas del templo, para que no volvieran a encender en vano el fuego de mi altar! Porque no estoy contento con ustedes ni voy a seguir aceptando sus ofrendas. 11 En todas las naciones del mundo se me honra; en todas partes queman incienso en mi honor y me hacen ofrendas dignas. 12 En cambio, ustedes me ofenden, pues piensan que mi altar, que es mi mesa, puede ser despreciado, y que es despreciable la comida que hay en él. 13 Ustedes dicen: “¡Ya estamos cansados de todo esto!” Y me desprecian. Y todavía suponen que voy a alegrarme cuando vienen a ofrecerme un animal robado, o una res coja o enferma. 14 ¡Maldito sea el tramposo que me promete un animal sano de su rebaño y luego me sacrifica uno que tiene defecto! Yo soy el gran Rey, y soy temido entre las naciones.» Esto dice el Señor todopoderoso.

Reflexiona

El nombre «Malaquías» significa «mi mensajero». ¿Qué mensaje debía entregar Malaquías al pueblo de Israel? ¿Cuál era el mensaje para los sacerdotes? ¿Por qué se les pidió que detuvieran sus prácticas de adoración? ¿De qué manera los sacerdotes estaban deshonrando a Dios? ¿Cómo honrarás a Dios hoy?

Ora

Señor Dios, diariamente me colmas de tu amor. Que siempre pueda servirte con un corazón humilde y traerte honra y gloria. Amén.

Lectura para mañana

Malaquías 2:1–17: Los sacerdotes son amonestados por su infidelidad.