¿Tienes deseos de casarte o al menos has considerado hacerlo?

Cuando Sarah y yo nos casamos, no reflexionamos mucho en por qué lo estábamos haciendo. Sabíamos que nos amábamos y queríamos vivir juntos. Sin embargo, muy pronto descubrimos que eso no era suficiente para tener un matrimonio saludable y feliz.

Hace un par de meses alguien que conozco me contactó porque quería aprender más sobre cómo es la vida de casados y qué es bueno considerar antes de casarse. Así como lo felicité a él por buscar sabiduría sobre una decisión tan importante como lo es el matrimonio, te felicito también a ti por estar leyendo estas líneas. Ahora, si me permites, compartiré algunas reflexiones que yo hubiera deseado escuchar antes de casarme.

El matrimonio no existe para hacerte feliz

Si bien es cierto que el matrimonio te puede traer muchísima alegría, el propósito del matrimonio no es hacerte feliz, sino honrar a Dios a través de él. El matrimonio no existe para que seamos servidos, sino que es nuestro deber y privilegio amar y servir a quien Dios nos ha dado como pareja. Si no lo crees, considera las siguientes porciones de las Escrituras:

«El hombre debe cumplir su deber conyugal con su esposa, e igualmente la mujer con su esposo. La mujer ya no tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposo. Tampoco el hombre tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposa».

1 Corintios 7:3-4 

«En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo».

Efesios 5:33

El matrimonio cambia

Así como el año tiene estaciones, también el matrimonio tiene etapas. Al principio quizá te sientas tan enamorado que parecerá que todo es color de rosas. Sin embargo, es muy probable que eso evolucione a la incómoda etapa donde descubrirás muchas de las fallas de tu cónyuge…y viceversa. Quizás le huelen los pies o ronca cuando duerme, o quizá tiene una adicción o problemas con los celos.

Otra forma en la que el matrimonio evoluciona es a través de los cambios por los que pasamos individualmente. Quizá nuestros gustos e intereses cambien, nuestras metas pueden cambiar, nuestros cuerpos envejecen, ¡en fin! Lo que debería permanecer siempre es nuestra dedicación a Dios y a vivir nuestro matrimonio de manera que sirva al mundo como una reflexión de su amor y gloria.

Está bien no casarse

Muchas veces hablamos sobre el matrimonio como si fuera un deber y como si quien no se casa fuera un espécimen raro. Es bueno recordar que no es mandamiento casarse, de hecho, en 1 Corintios 7 Pablo dice que, aunque casarse no es pecado, desearía que muchos se pudieran mantener solteros para enfocarse más de lleno en las cosas del Señor.

«Yo preferiría que estuvieran libres de preocupaciones. El soltero se preocupa de las cosas del Señor y de cómo agradarlo. Pero el casado se preocupa de las cosas de este mundo y de cómo agradar a su esposa; sus intereses están divididos. La mujer no casada, lo mismo que la joven soltera, se preocupa de las cosas del Señor; se afana por consagrarse al Señor tanto en cuerpo como en espíritu. Pero la casada se preocupa de las cosas de este mundo y de cómo agradar a su esposo».

1 Corintios 7:32-34

El matrimonio requiere trabajo

Si crees que el matrimonio es para ti, recuerda que, 1) como con toda relación, requiere trabajo; 2) nos puede ayudar a crecer; y 3) la podemos disfrutar. Te invito a que le eches un ojo a estos recursos:

Para aprender a conocer a tu esposa: Maridos, conozcan a sus esposas

Para descubrir y aceptar cómo Dios puede usar el matrimonio para hacer crecer nuestro carácter: Cómo el matrimonio te puede ayudar a crecer

Para disfrutar más tu matrimonio: Lo que el ping pong me enseñó sobre el matrimonio.

Yo, por mi parte, estoy muy contento de haberme casado. Mi objetivo es compartir contigo mi experiencia y observaciones para ayudarte a tomar una decisión más informada y saber cómo puedes prepararte mejor.