Reflexiona:

«¡Qué mal les va a ir, hipócritas! Parecen buena gente, pero en realidad son malos».

Piensa:

En la antigüedad se utilizaba la palabra hipócrita para referirse a los actores de teatro, que subían al escenario a representar un personaje, que nada tenía que ver con su vida real. Pero con el paso del tiempo empezó a llamarse así a las personas que «actúan» en la vida cotidiana, es decir que fingen ser de una forma, ya sea por encajar, por agradar a otros o para sentirse superiores.

La hipocresía reina en muchas esferas de nuestra sociedad: la política, el trabajo, en la religión e incluso en algunos aspectos de nuestras familias; y no es sencillo oponerse a ella por lo que muchas veces nos convertimos en espectadores pasivos de estas conductas y a veces nos dejamos envolver y entramos al juego de las apariencias.

Por eso el mensaje del Evangelio de hoy parece muy fuerte, a nadie le gusta que lo llamen hipócrita, especialmente cuando es verdad; y quizá sea incómodo leer las aseveraciones de Jesús, y aunque en primera instancia podríamos pensar que se refiere solo a los obispos, sacerdotes o personas consagradas, en realidad nos habla a todos, nos advierte de no dejarnos llevar por la «comodidad» de la hipocresía.

Es muy tentador salir a la calle y aparentar ser buenos, generosos y decentes, y en la privacidad de nuestro hogar o cuando estamos donde nadie nos conoce, dejarnos llevar por nuestros vicios y malas actitudes. Pero eso nos aleja poco a poco de la vida de compromiso que Dios nos pide para llamarnos verdaderos hijos suyos.

Pero Jesús no nos llama la atención para condenarnos, sino para que nos demos cuenta de nuestros errores y busquemos la forma de mejorar. Ese es el trasfondo del «regaño» de hoy, no quedarnos solo con la incomodidad de sus palabras, sino atrevernos a reconocer que tenemos defectos, pero que podemos trabajar cada día para convertirnos en mejores personas y mejores cristianos.

Hoy te invitamos a preguntarte: ¿cómo estoy viviendo en este momento de mi vida? ¿Vivo con la máscara, y la actuación de una vida lejos de lo que verdaderamente soy? ¿O vivo desde la vida verdadera, desde el corazón, desde lo que en verdad siento, pienso y hay en mi conciencia? 

Dialoga:

Señor Jesús, ayúdame a vivir una vida real y sincera como tú lo hiciste, siguiendo siempre los principios y valores durante toda tu vida y en cada aspecto de ella. Dame el valor para levantar la voz ante la hipocresía y la falsedad del mundo, siempre de forma humilde, pero firme.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, ayúdame a vivir siempre en la verdad»

Recalculando:

Ser sincero no se trata de andar por el mundo pregonando nuestras miserias, o estar señalando las de los demás; pero es importante practicar vivir una vida más coherente entre nuestras ideas y nuestras acciones. Te invitamos a hacer un ejercicio de introspección, para identificar aspectos de nuestra vida que pueden estar marcados por la hipocresía, en nuestra vida espiritual, laboral o con nuestra familia.

Texto del Evangelio de hoy: San Mateo 23:23-26

«¡Qué mal les va a ir a ustedes, maestros de la Ley y fariseos! ¡Hipócritas! Se preocupan por dar como ofrenda la décima parte de la menta, del anís y del comino que cosechan en sus terrenos. Pero no obedecen las enseñanzas más importantes de la ley: ser justos con los demás, tratarlos con amor, y obedecer a Dios en todo. Hay que hacer esas tres cosas, sin dejar de obedecer los demás mandamientos. ¡Ustedes, como líderes, no saben nada! Cumplen los detalles más insignificantes de la ley, pero no cumplen lo más importante de ella. Ustedes son como los que, al beber vino, sacan el mosquito pero se tragan el camello que hay en el vino.

»¡Qué mal les va a ir, hipócritas! Parecen buena gente, pero en realidad son malos, no ayudan a nadie, y roban a los demás. ¡Tontos! Sean buenos de verdad, porque si no lo hacen, serán como un vaso o un plato limpio por fuera, pero lleno de suciedad por dentro. Pero si el vaso o el plato se limpian por dentro, todo estará limpio de verdad».

Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual  ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.