«Lo peor es sentirse solo en medio de tanta gente», repite un amigo poeta. La soledad es un misterio de la existencia misma. La soledad es «la carencia voluntaria o involuntaria de compañía», según el diccionario de la Real Academia, pero es mucho más según la vida. Es como una sombra que arrastramos por dentro, como un hueco en la ventana del alma por donde entra el frío, como la ausencia de algo que desde la eternidad perdimos.
Desde que el primer hombre pisó el paraíso, lugar lleno de belleza y hermosura, Dios vio que el hombre estaba solo y decía: «No es bueno que el hombre esté solo». Había allí flores de mil colores como las hay hoy día; al igual que hoy, los días eran llenos de claridad y sol. Sin embargo, y aún con todo eso, había —y hay— dentro de cada corazón algo que hace que Dios diga: «No es bueno que esté solo».
No es lo mismo cocinar para uno solo, hablar consigo mismo, viajar en solitario… Creados para ir de a dos por el camino de la vida, compartiendo el pan y la comida, conversando y riendo en compañía, recorriendo este mundo de la mano… Crece en el pecho un vacío incontenible, cuando hay solo un puesto en nuestra mesa, cuando nadie sonríe a nuestra broma, cuando estamos solos frente al mar infinito.
Todos fuimos creados para amar, y es por eso que el corazón está ávido de amor. Es su objetivo, su meta, su destino. Diríamos, es el plan que el Creador marcó con fuego desde que inspiró aliento de vida a nuestro barro. Entonces, creó Dios una mujer para el hombre solitario, y él, al verla, exclamó con alegría: «¡Ésta sí que es de mi propia carne y de mis propios huesos!». Aunque para muchos aquel momento no ha llegado todavía, que no venga a nadie el pensamiento, que no vio, para amar, la luz del día.
He aquí algunos versículos sobre los planes de Dios para el corazón solitario:
- Génesis 2:21-23
Entonces Dios el Señor hizo caer al hombre en un sueño profundo y, mientras dormía, le sacó una de las costillas y le cerró otra vez la carne. De esa costilla Dios el Señor hizo una mujer, y se la presentó al hombre, el cual, al verla, dijo: «¡Ésta sí que es de mi propia carne y de mis propios huesos! Se va a llamar “mujer”, porque Dios la sacó del hombre.» - Jeremías 29:11
Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo. - Salmos 68:6
Dios da a los solitarios un hogar donde vivir
Te invito a leer la Palabra de Dios para que, en las experiencias más insondables de la existencia humana, encuentres el plan de Dios para tu vida.
¿Has encontrado la persona que Dios creó para ti? Déjanos tu comentario.