23 de junio
Introducción
Jeremías 32:36–44: la lectura para hoy concluye el capítulo con la promesa de Dios de restaurar la tierra y de que Dios dará al pueblo cosas buenas.
Versículo bíblico para hoy: Jeremías 32:38
[Dijo el Señor:] “Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios.”
Lectura
36 »Yo, el Señor, el Dios de Israel, digo acerca de esta ciudad que tú dices que va a caer en poder del rey de Babilonia por causa de la guerra, el hambre y la peste: 37 Voy a reunir a sus ciudadanos de entre todos los países por donde los dispersé cuando me llené de enojo, ira y furor terrible, y los haré volver a este lugar para que en él vivan tranquilos. 38 Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios. 39 Haré que sólo tengan voluntad y determinación de honrarme toda su vida, para su propio bien y el de sus descendientes. 40 Haré con ellos una alianza eterna: me comprometeré a no dejar nunca de hacerles bien, y les llenaré del deseo de honrarme y de no apartarse nunca de mí. 41 Yo me alegraré de hacerles bien, y de todo corazón y con toda sinceridad los haré habitar en este país.»
42 El Señor añadió: «Así como envié esta calamidad tan grande a este pueblo, también le enviaré todos los bienes que le he prometido. 43 Y en este país, que dices que va a quedar desierto, sin hombres ni animales, y que va a caer en poder de los caldeos, se volverán a comprar terrenos. 44 Se comprarán y se harán los contratos por escrito, con sello y firmas de testigos. Esto sucederá en el territorio de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén y en las ciudades de Judá, tanto de la región montañosa como de la llanura, y en las ciudades del Négueb, porque yo haré que cambie su suerte. Yo, el Señor, lo afirmo.»
Reflexiona
¿Cuál debe ser el único propósito de la vida de las personas (versículo 39)? ¿Es este propósito algo que puedes reclamar? ¿Por qué sí o por qué no? ¿Cuál es el pacto eterno que Dios hace (versículo 40)? Según los versículos 42–44, ¿qué promete Dios? ¿Qué te enseñan sobre Dios las lecturas de estos últimos tres días (Jeremías 32:1–44)?
Ora
Dios de esperanza, siempre estás ahí, extendiendo tu amor para restaurarnos y reconciliarnos contigo. Enséñame tus caminos para que te honre en todo momento y permanezca fiel y obediente a tus mandamientos. Oro en tu santo nombre. Amén.
Lectura para mañana
Jeremías 33:1–13: Dios promete restaurar la suerte de Judá e Israel.