La Palabra de Dios que guía: amor
Introducción
Juan 7:25–52: Jesús continúa hablando abiertamente en el Templo, y algunos de los líderes religiosos intentan que arresten a Jesús. Surge división entre las personas que escuchan a Jesús.
Lectura para hoy
25 Algunos de los que vivían en Jerusalén comenzaron entonces a preguntar:
—¿No es a éste al que andan buscando para matarlo? 26 Pues ahí está, hablando en público, y nadie le dice nada. ¿Será que las autoridades creen de veras que este hombre es el Mesías? 27 Pero nosotros sabemos de dónde viene éste; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde viene.
28 Al oír esto, Jesús, que estaba enseñando en el templo, dijo con voz fuerte:
—¡Así que ustedes me conocen y saben de dónde vengo! Pero no he venido por mi propia cuenta, sino que vengo enviado por uno que es digno de confianza y a quien ustedes no conocen. 29 Yo lo conozco porque procedo de él, y él me ha enviado.
30 Entonces quisieron arrestarlo, pero ninguno le echó mano porque todavía no había llegado su hora. 31 Muchos creyeron en él, y decían:
—Cuando venga el Mesías, ¿acaso hará más señales milagrosas que este hombre?
32 Los fariseos oyeron lo que la gente decía de Jesús; y ellos y los jefes de los sacerdotes mandaron a unos guardianes del templo a que lo arrestaran.33 Entonces Jesús dijo:
—Voy a estar con ustedes solamente un poco de tiempo, y después regresaré al que me ha enviado. 34 Ustedes me buscarán, pero no me encontrarán, porque no podrán ir a donde yo voy a estar.
35 Los judíos comenzaron entonces a preguntarse unos a otros:
—¿A dónde se va a ir este, que no podremos encontrarlo? ¿Acaso va a ir a los judíos que viven dispersos en el extranjero, y a enseñar a los paganos? 36 ¿Qué quiere decir eso de que “Me buscarán, pero no me encontrarán, porque no podrán ir a donde yo voy a estar”?
37-38 El último día de la fiesta era el más importante. Aquel día Jesús, puesto de pie, dijo con voz fuerte:
—Si alguien tiene sed, venga a mí, y el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura, del interior de aquél correrán ríos de agua viva.
39 Con esto, Jesús quería decir que los que creyeran en él recibirían el Espíritu; y es que el Espíritu todavía no estaba, porque Jesús aún no había sido glorificado.
40 Había algunos entre la gente que cuando oyeron estas palabras dijeron:
—Seguro que este hombre es el profeta.
41 Otros decían:
—Éste es el Mesías.
Pero otros decían:
—No, porque el Mesías no puede proceder de Galilea. 42 La Escritura dice que el Mesías tiene que ser descendiente del rey David, y que procederá de Belén, el mismo pueblo de donde era David.
43 Así que la gente se dividió por causa de Jesús. 44 Algunos querían llevárselo preso, pero nadie lo hizo.
45 Los guardianes del templo volvieron a donde estaban los fariseos y los jefes de los sacerdotes, que les preguntaron:
—¿Por qué no lo trajeron?
46 Los guardianes contestaron:
—¡Jamás ningún hombre ha hablado así!
47 Entonces los fariseos les dijeron:
—¿También ustedes se han dejado engañar? 48 ¿Acaso ha creído en él alguno de nuestros jefes, o de los fariseos? 49 Pero esta gente, que no conoce la ley, está maldita.
50 Nicodemo, el fariseo que en una ocasión había ido a ver a Jesús, les dijo:
51 —Según nuestra ley, no podemos condenar a un hombre sin antes haberlo oído para saber qué es lo que ha hecho.
52 Ellos le contestaron:
—¿También tú eres de Galilea? Estudia las Escrituras y verás que de Galilea jamás procede un profeta.
Versículo clave de hoy: Juan 7:37b, 38a
Aquel día Jesús, puesto de pie, dijo con voz fuerte: —Si alguien tiene sed, venga a mí, y el que cree en mí, que beba.
Reflexiona
¿Qué causó la división entre las personas que escuchaban las enseñanzas de Jesús (versículos 40–44)? ¿Por qué algunos creían que Jesús era el Mesías y otros no? ¿Qué dijo Nicodemo a las autoridades religiosas (versículos 50–51)? Dentro de tu comunidad de fe, ¿hay momentos en los que surgen divisiones? Si es así, ¿cuáles son las causas? ¿Cómo se resuelven tales asuntos?
Ora
Santo Jesús, creo que eres el Mesías. Sí, Señor, creo en ti y anhelo tu Palabra y el agua vivificante que ofreces. Acércame a ti y enséñame a hacer tu voluntad. Oro en tu santo nombre. Amén.
Y ahora, unámonos en agradecimiento a Dios porque la Biblia está sanando los corazones quebrantados en India. Dios santo, aquellos que forman parte de la casta «intocable» en la India, un grupo que constituye una cuarta parte de la población del país, enfrentan un prejuicio extremo y a menudo viven en barrios marginales o en las calles. Pero gracias al apoyo de los socios de «Una Biblia al mes», estas personas están recibiendo Biblias de sus pastores locales, lo que está cambiando sus vidas para siempre. Dios amoroso, la gente afirma que tu Palabra es mejor que la comida y el refugio; recibir Biblias propias les está dando vida, y están comenzando a sentirse mejor y bendecidos con una felicidad y propósito recién encontrados. Tu Palabra, Señor Dios, les está brindando aliento y alegría, ayudándoles a crecer en la fe. Amén.
Lectura para mañana
Juan 8:1–11: Los líderes religiosos buscan probar a Jesús.