Introducción
Hechos 18:1–17: Desde Atenas, el apóstol Pablo viaja a Corinto y conoce a Aquila y Priscila, con quienes se queda. Tiene una visión en la que el Señor lo anima a seguir hablando. Mientras muchos en Corinto creen en el mensaje de Pablo y son bautizados, él es llevado a juicio por sus opositores, pero es liberado por el gobernador romano. Sóstenes, un líder de la sinagoga, es golpeado por razones que no nos quedan claras. Quizá provocó la ira de los líderes judíos si fue él quien dirigió al grupo que se opuso a Pablo y el gobernador romano no falló a su favor.
Versículo bíblico para hoy: Hechos 18:9–10a
Una noche, el Señor le dijo a Pablo en una visión: “No tengas miedo; sigue anunciando el mensaje y no calles. Porque yo estoy contigo y nadie te puede tocar para hacerte daño.”
Lectura
18 Después de esto, Pablo salió de Atenas y se fue a Corinto. 2 Allí se encontró con un judío llamado Aquila, que era de la región del Ponto. Poco antes, Aquila y su esposa Priscila habían llegado de Italia, de donde tuvieron que salir porque el emperador Claudio había ordenado que todos los judíos salieran de Roma. Pablo fue a visitarlos 3 y, como tenía el mismo oficio que ellos, que era hacer tiendas de campaña, se quedó con ellos para trabajar juntos. 4 Y cada sábado Pablo iba a la sinagoga, donde hablaba y trataba de convencer tanto a los judíos como a los no judíos.
5 Cuando Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo se dedicó por completo a anunciar el mensaje y a probar a los judíos que Jesús era el Mesías. 6 Pero ellos comenzaron a ponerse en contra suya y a insultarlo; así que Pablo sacudió su ropa en señal de protesta, y les dijo:
—De ustedes será la culpa de su propia perdición; yo no me hago responsable. De hoy en adelante me iré a los que no son judíos.
7 Salió de la sinagoga y se fue a casa de un hombre llamado Ticio Justo, que adoraba a Dios y que vivía al lado de la sinagoga. 8 Y Crispo, el jefe de la sinagoga, con toda su familia, creyó en el Señor. Y también muchos de los de Corinto, al oír el mensaje, creyeron y fueron bautizados. 9 Una noche, el Señor le dijo a Pablo en una visión: «No tengas miedo; sigue anunciando el mensaje y no calles. 10 Porque yo estoy contigo y nadie te puede tocar para hacerte daño, pues mi pueblo es muy grande en esta ciudad.» 11 Así que Pablo se quedó un año y medio en Corinto, enseñando entre ellos el mensaje de Dios.
12 Pero en los días en que Galión era gobernador de Acaya, los judíos se juntaron contra Pablo; lo llevaron al tribunal 13 y dijeron al gobernador:
—Este hombre anda convenciendo a la gente de que deben adorar a Dios en una forma que va contra la ley.
14 Pablo ya iba a hablar, cuando Galión dijo a los judíos:
—Si se tratara de algún delito o algún crimen grave, yo, naturalmente, me tomaría la molestia de oírlos a ustedes los judíos; 15 pero como se trata de palabras, de nombres y de la ley de ustedes, arréglenlo ustedes mismos, porque yo no quiero meterme en esos asuntos.
16 Y los echó del tribunal. 17 Entonces agarraron todos a Sóstenes, el jefe de la sinagoga, y lo golpearon allí mismo, delante del tribunal. Pero a Galión no le importaba nada de esto.
Reflexiona
La lectura para hoy revela cómo Pablo trabajó para mantenerse a sí mismo como parte de su estrategia misionera. ¿Qué hacía? ¿Qué mensaje predicaba en la sinagoga? ¿Por qué sus opositores llevaron a Pablo a juicio? ¿Por qué Galión, el gobernador romano, lo liberó?
Ora
Señor Jesús, en la seguridad y protección de tu amor, no necesito temer. Cuando vienen las pruebas, sé que estás conmigo, guiándome y protegiéndome. Gracias por tu amor y fidelidad constantes. Amén.
Lectura para mañana
Hechos 18:18–28: Pablo sale de Corinto y regresa a Antioquía.