21 de julio

Introducción

Joel 2:1–17: el libro del profeta Joel probablemente proviene del siglo V o IV a.C. durante la época del Imperio persa. En el capítulo 1, el profeta describe una terrible invasión de langostas acompañada de una sequía devastadora. En la lectura para hoy, el profeta compara la plaga de langostas con un ejército enemigo invasor y transmite el llamado del Señor para que el pueblo se arrepienta de sus pecados.

Versículo bíblico para hoy: Joel 2:13

Vuélvanse ustedes al Señor […] Porque el Señor es tierno y compasivo, paciente y todo amor, dispuesto siempre a levantar el castigo.

Lectura

Toquen la trompeta en el monte Sión;
den el toque de alarma en el santo monte del Señor.
Tiemblen todos los que viven en Judá,
porque ya está cerca el día del Señor:
día de oscuridad y tinieblas,
día de nubes y sombras.

Un ejército fuerte y numeroso
se ha desplegado sobre los montes
como la luz del amanecer.
Nunca antes se vio, ni se verá jamás,
nada que se le parezca.
Son como el fuego, que todo lo devora;
que ya quema antes de pasar,
y aun después que ha pasado.
La tierra, que antes de su llegada era un paraíso,
cuando se van parece un desierto.
¡No hay nada que se les escape!
Su aspecto es como de caballos, corren como jinetes
y su estruendo al saltar sobre los montes
es como el estruendo de los carros de guerra,
como el crujir de las hojas secas que arden en el fuego.
Son como un ejército poderoso
en formación de batalla.
La gente tiembla al verlas,
y todas las caras palidecen.
Como valientes hombres de guerra,
corren, trepan por los muros
y avanzan de frente,
sin torcer ninguna su camino.
No se atropellan unas a otras;
cada una sigue su camino,
y se lanzan entre las flechas
sin romper la formación.
Asaltan la ciudad,
corren sobre los muros,
trepan por las casas
y como ladrones se cuelan por las ventanas.

10 La tierra tiembla ante ellas,
el cielo se estremece,
el sol y la luna se oscurecen
y las estrellas pierden su brillo.
11 El Señor, al frente de su ejército,
hace oír su voz de trueno.
Muy numeroso es su ejército;
incontables los que cumplen sus órdenes.
¡Qué grande y terrible es el día del Señor!
No hay quien pueda resistirlo.

12 «Pero ahora —lo afirma el Señor—,
vuélvanse a mí de todo corazón.
¡Ayunen, griten y lloren!»
13 ¡Vuélvanse ustedes al Señor su Dios,
y desgárrense el corazón
en vez de desgarrarse la ropa!
Porque el Señor es tierno y compasivo,
paciente y todo amor,
dispuesto siempre a levantar el castigo.
14 Tal vez decida no castigarlos a ustedes,
y les envíe bendición:
cereales y vino
para las ofrendas del Señor su Dios.

15 ¡Toquen la trompeta en el monte Sión!
Convoquen al pueblo y proclamen ayuno;
16 reúnan al pueblo de Dios, y purifíquenlo;
reúnan a los ancianos, a los niños
y aun a los niños de pecho.
¡Que hasta los recién casados
salgan de la habitación nupcial!
17 Lloren los sacerdotes, los ministros del Señor,
y digan entre el vestíbulo y el altar:
«Perdona, Señor, a tu pueblo;
no dejes que nadie se burle de los tuyos;
no dejes que otras naciones los dominen
y que los paganos digan:
“¿Dónde está su Dios?”»

Reflexiona

El profeta interpreta el avance del ejército de langostas como una advertencia de que se acerca el día del Señor. ¿Cómo describe el día del Señor (versículos 1–11)? ¿Qué se les pide a las personas que hagan (versículos 12–17)? En los versículos 14 y 15, se llama a las personas a ayunar y reunirse. ¿Cuál es la importancia de esto?

Ora

Señor Dios, eres paciente y tierno y lleno de misericordia. Cuando me alejo de tus enseñanzas, me llamas a volver a ti, listo a darme la bienvenida y perdonarme. Te ofrezco mi corazón arrepentido, confiando en tu misericordia y amor constantes. Amén.

Lectura para mañana

Joel 2:18–32: el Señor hará que la tierra sea fértil otra vez.