Introducción

Lucas 20:19–47: Los líderes religiosos apelan a la Ley de Moisés para cuestionar a Jesús sobre el pago de impuestos y sobre la resurrección. Jesús, a su vez, les pregunta acerca de la enseñanza bíblica sobre el Mesías. Jesús advierte a sus seguidores que se cuiden de aquellos que muestran una falsa piedad mientras se aprovechan de los miembros más vulnerables de la sociedad.

Versículo bíblico para hoy: Lucas 20:25

Jesús les dijo: —Pues den al emperador lo que es del emperador, y a Dios lo que es de Dios.

Lectura

19 Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley quisieron arrestar a Jesús en aquel mismo momento, porque comprendieron que al decir esta parábola se refería a ellos. Pero tenían miedo de la gente.

20 Mandaron a unos espías que, aparentando ser hombres honrados, hicieran decir a Jesús algo que les diera pretexto para ponerlo bajo el poder y la jurisdicción del gobernador romano. 21 Éstos le preguntaron:

—Maestro, sabemos que lo que tú dices y enseñas es correcto, y que no buscas dar gusto a los hombres. Tú enseñas de veras el camino de Dios. 22 ¿Está bien que paguemos impuestos al emperador romano, o no?

23 Jesús, dándose cuenta de la mala intención que llevaban, les dijo:

24 —Enséñenme una moneda de denario. ¿De quién es la cara y el nombre que aquí está escrito?

Le contestaron:

—Del emperador.

25 Jesús les dijo:

—Pues den al emperador lo que es del emperador, y a Dios lo que es de Dios.

26 Y en nada de lo que él decía delante de la gente encontraron pretexto para arrestarlo, así que admirados de su respuesta se callaron.

27 Después algunos saduceos fueron a ver a Jesús. Los saduceos niegan que los muertos resuciten; por eso le presentaron este caso:

28 —Maestro, Moisés nos dejó escrito que si un hombre casado muere sin haber tenido hijos con su mujer, el hermano del difunto deberá tomar por esposa a la viuda para darle hijos al hermano que murió. 29 Pues bien, había una vez siete hermanos, el primero de los cuales se casó, pero murió sin dejar hijos. 30 El segundo 31 y el tercero se casaron con ella, y lo mismo hicieron los demás, pero los siete murieron sin dejar hijos. 32 Finalmente murió también la mujer. 33 Pues bien, en la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa esta mujer, si los siete estuvieron casados con ella?

34 Jesús les contestó:

—En la vida presente, los hombres y las mujeres se casan; 35 pero aquellos que Dios juzgue que merecen gozar de la vida venidera y resucitar, sean hombres o mujeres, ya no se casarán, 36 porque ya no pueden morir. Pues serán como los ángeles, y serán hijos de Dios por haber resucitado. 37 Hasta el mismo Moisés, en el pasaje de la zarza que ardía, nos hace saber que los muertos resucitan. Allí dice que el Señor es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. 38 ¡Y él no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos están vivos!

39 Algunos maestros de la ley le dijeron entonces:

—Bien dicho, Maestro.

40 Y ya no se atrevieron a hacerle más preguntas.

41 Jesús les preguntó:

—¿Por qué dicen que el Mesías desciende de David? 42 Pues David mismo, en el libro de los Salmos, dice:

“El Señor dijo a mi Señor:
Siéntate a mi derecha,
43 hasta que yo haga de tus enemigos
el estrado de tus pies.”

44 ¿Cómo puede entonces el Mesías descender de David, si David mismo lo llama Señor?

45 Toda la gente estaba escuchando, y Jesús dijo a sus discípulos: 46 «Cuídense de los maestros de la ley, pues les gusta andar con ropas largas, y quieren que los saluden con todo respeto en las plazas. Buscan los asientos de honor en las sinagogas y los mejores lugares en las comidas; 47 y les quitan sus casas a las viudas, y para disimularlo hacen largas oraciones. Ellos recibirán mayor castigo.»

Reflexiona

¿Cómo responde Jesús a aquellos que lo cuestionan sobre el pago de impuestos a los conquistadores romanos (versículos 19–26)? ¿Sobre la resurrección de los muertos? ¿Qué les pregunta acerca del Mesías? Vuelve a leer los versículos 45–47. El comportamiento de aquellos que disfrutan de un alto estatus se contrasta con aquellos que no tienen a nadie que los defienda. ¿Cómo describe Jesús a los maestros de la Ley? ¿Qué indica su comportamiento sobre su respeto por la justicia y su preocupación por las personas necesitadas? ¿Cuál es tu comprensión de lo que significa «dar a Dios lo que es de Dios»?

Ora

Señor Dios, todo te pertenece, y te alabo y agradezco por tus bendiciones. Abre mis ojos y mi corazón a las necesidades de aquellos que encuentro hoy y enséñame a compartir mis recursos con amor y en un espíritu de generosidad. Amén.

Lectura para mañana

Lucas 22:1–30: Jesús come la cena de Pascua con sus discípulos.