Introducción
Lucas 6:27–49: La lectura para hoy es una continuación del «Sermón de la llanura» de Jesús, ya que tiene lugar después de que Jesús bajara de una colina con sus apóstoles a un lugar llano (véase el versículo 17 de la lectura de ayer). Varias de las enseñanzas de Jesús, tal como se registran aquí en el Evangelio de Lucas, también se pueden encontrar en los capítulos 5 al 7 del Evangelio de Mateo.
Versículo bíblico para hoy: Lucas 6:31
[Jesús dijo:] “Hagan ustedes con los demás como quieren que los demás hagan con ustedes.”
Lectura
27 »Pero a ustedes que me escuchan les digo: Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian, 28 bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los insultan. 29 Si alguien te pega en una mejilla, ofrécele también la otra; y si alguien te quita la capa, déjale que se lleve también tu camisa. 30 A cualquiera que te pida algo, dáselo, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames. 31 Hagan ustedes con los demás como quieren que los demás hagan con ustedes.
32 »Si ustedes aman solamente a quienes los aman a ustedes, ¿qué hacen de extraordinario? Hasta los pecadores se portan así. 33 Y si hacen bien solamente a quienes les hacen bien a ustedes, ¿qué tiene eso de extraordinario? También los pecadores se portan así. 34 Y si dan prestado sólo a aquellos de quienes piensan recibir algo, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores se prestan unos a otros, esperando recibir unos de otros. 35 Ustedes deben amar a sus enemigos, y hacer bien, y dar prestado sin esperar nada a cambio. Así será grande su recompensa, y ustedes serán hijos del Dios altísimo, que es también bondadoso con los desagradecidos y los malos. 36 Sean ustedes compasivos, como también su Padre es compasivo.
37 »No juzguen a otros, y Dios no los juzgará a ustedes. No condenen a otros, y Dios no los condenará a ustedes. Perdonen, y Dios los perdonará. 38 Den a otros, y Dios les dará a ustedes. Les dará en su bolsa una medida buena, apretada, sacudida y repleta. Con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les devolverá a ustedes.»
39 Jesús les puso esta comparación: «¿Acaso puede un ciego servir de guía a otro ciego? ¿No caerán los dos en algún hoyo? 40 Ningún discípulo es más que su maestro: cuando termine sus estudios llegará a ser como su maestro.
41 »¿Por qué te pones a mirar la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no te fijas en el tronco que tienes en el tuyo? 42 Y si no te das cuenta del tronco que tienes en tu propio ojo, ¿cómo te atreves a decir a tu hermano: “Hermano, déjame sacarte la astilla que tienes en el ojo”? ¡Hipócrita!, saca primero el tronco de tu propio ojo, y así podrás ver bien para sacar la astilla que tiene tu hermano en el suyo.
43 »No hay árbol bueno que pueda dar fruto malo, ni árbol malo que pueda dar fruto bueno. 44 Cada árbol se conoce por su fruto: no se cosechan higos de los espinos, ni se recogen uvas de las zarzas. 45 El hombre bueno dice cosas buenas porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas porque el mal está en su corazón. Pues de lo que abunda en su corazón habla su boca.
46 »¿Por qué me llaman ustedes, “Señor, Señor”, y no hacen lo que les digo? 47 Voy a decirles a quién se parece el que viene a mí y me oye y hace lo que digo: 48 se parece a un hombre que para construir una casa cavó primero bien hondo, y puso la base sobre la roca. Cuando creció el río, el agua dio con fuerza contra la casa, pero ni moverla pudo, porque estaba bien construida. 49 Pero el que me oye y no hace lo que digo, se parece a un hombre que construyó su casa sobre la tierra y sin cimientos; y cuando el río creció y dio con fuerza contra ella, se derrumbó y quedó completamente destruida.»
Reflexiona
Mientras lees las enseñanzas de Jesús hoy, ¿cuáles encuentras más significativas para ti? ¿Por qué? ¿Hay algunas que te resulten difíciles de seguir? El versículo 31 se conoce a menudo como la «Regla de oro». ¿Cómo expresarías esta enseñanza en la vida pública y privada? ¿Qué piensas sobre lo que puedes aprender de todas las enseñanzas en la lectura para hoy?
Ora
Señor Jesús, por el poder de tu Espíritu Santo, ayúdame a entender tus enseñanzas y aplicarlas a mi vida. Fortalece mi fe y guíame cada día mientras crezco en conocimiento de ti. Oro en tu santo nombre. Amén.
Lectura para mañana
Lucas 7:1–17: Jesús sana al siervo de un oficial romano y resucita al hijo de una viuda.