Introducción

Salmos 119:81–96: este pasaje comienza a sugerir que el salmista está sufriendo profundamente. Personas orgullosas buscan atraparlo, pero él confía en la Palabra de Dios. Mientras expresa un sentimiento de impaciencia por la ayuda, el salmista también da testimonio de la fidelidad de Dios.

Versículo bíblico para hoy: Salmos 119:89

Señor, tu palabra es eterna; ¡afirmada está en el cielo!

Lectura

81 Con ansia espero que me salves;
¡he puesto mi esperanza en tu palabra!
82 Mis ojos se consumen esperando tu promesa,
y digo: «¿Cuándo vendrás a consolarme?»
83 Aunque soy un viejo inútil y olvidado,
no me he olvidado de tus leyes.
84 ¿Cuánto más habré de esperar?
¿Cuándo juzgarás a los que me persiguen?
85 Gente insolente que no sigue tu enseñanza
ha cavado trampas a mi paso.
86 ¡Ayúdame, pues soy perseguido sin motivo!
¡Tus mandamientos son todos verdaderos!
87 Casi he sido borrado de la tierra,
pero no he descuidado tus preceptos.
88 Dame vida, de acuerdo con tu amor,
y cumpliré los mandatos de tus labios.

89 Señor, tu palabra es eterna;
¡afirmada está en el cielo!
90 Tu fidelidad permanece para siempre;
tú afirmaste la tierra, y quedó en pie.
91 Todas las cosas siguen firmes, conforme a tus decretos,
porque todas ellas están a tu servicio.
92 Si tu enseñanza no me trajera alegría,
la tristeza habría acabado conmigo.
93 Jamás me olvidaré de tus preceptos,
pues por ellos me has dado vida.
94 ¡Sálvame, pues soy tuyo
y he seguido tus preceptos!
95 Los malvados esperan el momento de destruirme,
pero yo estoy atento a tus mandatos.
96 He visto que todas las cosas tienen su fin,
pero tus mandamientos son infinitos.

Reflexiona

La lectura para hoy refleja una tensión entre la confianza del salmista en las promesas de Dios y su deseo de alivio inmediato del sufrimiento. Él es sincero con Dios sobre sus luchas, expresando su frustración y suplicando por alivio. ¿Cómo es que compartir este tipo de frustración con Dios es un acto de fe? ¿Cuál ha sido tu experiencia al compartir momentos de dolor con Dios?

Ora

Señor, tú eres eterno y tu Palabra durará para siempre. Permaneces fiel en cada generación, y la tierra que creaste seguirá firme. Tu ley es mi fuente de esperanza y alegría. Escucha mis gritos de ayuda y afírmame en tus enseñanzas para que pueda mantenerme firme en tus promesas. Amén.

Lectura para mañana

Salmos 119:97–112: el salmista expresa amor por la ley del Señor.