La Biblia describe una gran variedad de culturas y estilos de vida.
La Biblia describe una gran variedad de culturas y estilos de vida. Un periodo de cerca de dos mil años transcurrió desde los tiempos de Abraham hasta los tiempos de la iglesia. Cómo se ganaban las personas el sustento diario dependía de dónde y cuándo vivieron. Algunas personas eran nómadas, vivían en grupos compactos, pastoreaban sus ovejas y cabritos, y viajaban por distintos lugares para alimentar y proteger a sus animales. Otras personas vivían una vida más sedentaria, cultivaban la tierra o proveían servicios a las personas que vivían en las villas o conglomerados urbanos. La mayoría de los «trabajos» que se describen en este artículo eran practicados al menos por una parte de la población palestina en los tiempos de Jesús.
Vivir de la tierra: ganadería y agricultura
La Biblia describe muchos tipos de empleos que las personas ejercían en la antigüedad, pero el cultivo de la tierra y el cuidado de los animales son dos de los trabajos más mencionados. En el libro de Génesis leemos que uno de los hijos de Adán y Eva era un pastor de ovejas y que el otro cultivaba la tierra (Gn 4:2). Los antiguos ancestros del pueblo de Israel, incluyendo a Abraham y Sara, transitaron por distintos lugares, y sobrevivían del cuidado de sus ganados y rebaños de animales (Gn 13:1-3). Otro argumento a favor de la importancia de la ganadería y la agricultura en la sociedad israelita es que la Biblia da instrucciones específicas acerca de comer (Lv 11) y sacrificar animales (Lv 1) y granos de cereales (Lv 2).
Ganadería
En el pueblo de Israel, cuidar del redil de animales –como ovejas y cabras– fue algo común por muchas generaciones. Al principio, estos pastores eran nómadas que vivían en tiendas y tenían muy poca propiedad privada. Ellos iban de un lugar a otro, siempre tratando de encontrar agua y comida para sus animales. Sobrevivían comiendo la carne y bebiendo la leche de sus rebaños. Además, utilizaban la lana y piel de sus animales para hacer ropas y otros objetos de uso diario, incluyendo las tiendas en las que habitaban.
Los pastores
En el tiempo de Jesús, cuando la vida urbana era más desarrollada, los pastores vivían posiblemente en las aldeas o cerca de ellas. Tenían el derecho de pastorear los rebaños en los campos cercanos y eran empleados por los terratenientes que necesitaban ayuda con la cosecha de sus campos. Cuando había escasez de alimentos cerca de las aldeas, los pastores guiaban a sus rebaños a los pastizales de la montaña durante el caluroso verano o a los valles más cálidos en el invierno.
La vida de los pastores no era nada fácil. Los pastores dedicaban la mayor parte de su tiempo al cuidado de sus rebaños, sin importar el clima. A menudo dormían con sus ganados para protegerlos de los ladrones o de los animales salvajes. Los instrumentos de trabajo y armas de un pastor eran el cayado, la vara y la honda. Cada noche, los pastores reunían a los rebaños en lugares llamados «apriscos». Los apriscos podían ser muros de piedra hechos por los mismos pastores; como también encierros naturales, por ejemplo, cuevas. Los pastores usaban el cayado para contar los animales cada tarde cuando los traían al aprisco y también en la mañana cuando partían en busca de pastos.
La agricultura y las fiestas religiosas
La producción de cultivos influía tanto en la economía como en la vida social. Por ejemplo, algunas de las fiestas religiosas más importantes de Israel —la fiesta de las primicias y la fiesta de los tabernáculos— estaban coordinadas según el ciclo de siembra. El festival de las primicias, también llamado la fiesta de las semanas, celebraba la cosecha del trigo en la primavera (Ex 23:16). La fiesta de los tabernáculos (o tiendas) es un festival de otoño que celebraba la siembra y recolección de los productos, y la cosecha anual.
El año sabático
Una característica maravillosa de la vida de Israel fue el año sabático, un año cada siete años, cuando los sembradores dejaban descansar la tierra. Esta costumbre imitaba la práctica de trabajar solo seis días de la semana de acuerdo con el mandamiento de Dios de descansar el séptimo día, llamado Sabbat (Ex 23:10-12). El descanso sabático de los campos también tenía beneficios prácticos, dado que esta práctica incrementaba a largo plazo la fertilidad de la tierra.
La rotación de los cultivos
Las personas pudieron haber utilizado también la rotación de los cultivos, mejorando aún más la tierra (Is 28:23-29). El orden en el cual los labradores cultivaban los sembrados tenía como fin imitar el plan de Dios para el pueblo de Israel y para el bien de la creación. Desde una perspectiva religiosa, sin embargo, el Deuteronomio presenta con claridad cómo una cosecha abundante también dependía de que el pueblo de Israel obedeciera los mandamientos de Dios (Dt 11:10-17).
La pesca
La pesca tuvo menos importancia como fuente de alimentación y de ingresos para el pueblo de Israel, ya que los filisteos y otros pueblos controlaban las costas. Los pescados disponibles provenían del lago de Galilea y del río Jordán. El pez más común era un tipo de sardina. De acuerdo con la ley de Moisés, el pueblo de Israel solo podía comer pescados con aletas y escamas (Dt 14:9), pero la Biblia no menciona ningún tipo de pez. Ya que la pesca es tan poco mencionada en las escrituras judías (Antiguo Testamento), algunos académicos creen que no era importante para la economía de Israel. Es muy probable que la industria pesquera gozase de mayor prosperidad en tiempos de Jesús, dado que cuando Jesús llamó a Santiago y a Juan para ser sus discípulos, ellos dejaron el negocio familiar de la pesca en manos de su padre y otros «jornaleros» (Mc 1:19-20).
Artes y oficios especiales
Tan pronto como los israelitas se asentaron en las ciudades y sus alrededores, se entrenaron en muchos otros oficios. Algunos hombres y mujeres llegaron a ser trabajadores cualificados o artesanos, que trabajaron en varias labores, muchas veces desde su propia casa. A menudo los padres enseñaban a sus hijos estas profesiones para que ellos también pudieran ganarse la vida. Estos trabajadores cualificados eran altamente respetados, ya que la comunidad se beneficiaba de su labor y productos para vivir cómodamente. Después del Exilio (alrededor del año 538 a.C.), los artesanos con el mismo oficio empezaron a reunirse en grupos de profesionales. Estas asociaciones de personas del mismo oficio estaban aún presentes en el tiempo del Nuevo Testamento (véase Hch 19:24-27). Aquellos que trabajaban en un oficio especial eran los albañiles, los canteros (que cortan la roca), los carpinteros, los talladores de madera, los constructores de barcas, los orfebres, plateros, artesanos del vidrio, alfareros, trabajadores del cuero, tejedores y tintoreros (que trataban los tejidos nuevos y viejos).
Artesanías
La Biblia nos cuenta que Jesús creció ayudando a su padre José que era carpintero (Mt 13:55). Además, se cree que el apóstol Pablo era fabricante de tiendas (Hch 18:3). Algunos quehaceres como la panadería, la cocina y la costura eran ejercidos cada día en el cuidado de la casa, aunque algunas personas usaban estos oficios para crear negocios.
Sirvientes y esclavos
Muchas personas, tanto libres como esclavas, proveían servicios personales como labradores. Estos sirvientes incluían empleados domésticos de los nobles o personas pudientes, y trabajaban como cocineros, ayudantes, jardineros, tutores o nodrizas. Los empleados domésticos leales eran estimados sobremanera. Un siervo real llamado el «copero» (Gn 40:11; Neh 1:11) traía comida y bebida a los reyes. Otros servían como parteras (Gn 35:16-18), médicos (2 Cr 16:12; Mc 5:25-26), enfermeras (generalmente una mujer que también ayudaban a alimentar el bebé de otra mujer), cambistas (Mt 21:12), posaderos (Lc 2:7; 10:35) y prostitutas (Gn 38:14-18; Jos 2:1).
Esclavitud
Muchas veces la Biblia no describe con claridad los trabajos de los siervos, porque la palabra siervo puede significar, al mismo tiempo, un esclavo o una persona empleada para algún trabajo. La esclavitud en muchas formas era común en los tiempos bíblicos. Algunas personas se vendían a sí mismas como esclavas para pagar una deuda, porque eran desesperadamente pobres o porque esa era la única manera de obtener techo y comida. Muchos esclavos en los tiempos de la Biblia eran prisioneros de guerra y la mayoría ejercía trabajos domésticos con más frecuencia que el trabajo manual o en los campos. Existen en la Biblia algunas leyes con relación a la esclavitud, incluyendo algunas que limitaban su práctica y otras que recomendaban el momento en que el término de la esclavitud debería llegar a su fin (Ex 21:2-6; Lv 25:10, 38-41). También estaba la expectativa de que los esclavos serían tratados justamente y sin crueldad (Dt 23:15-16).
Militares y trabajos de gobierno
Un gran número de trabajos tenía que ver con el funcionamiento de gobiernos y reinos. En la cima de la estructura social estaban los reyes, las reinas y los emperadores, diplomáticos y embajadores, senadores y gobernadores (Hch 13:7). En el palacio trabajaban diputados, consejeros, intérpretes (Gn 42:23) y mensajeros (Nm 20:14; 1 R 20:5; 2 Cr 32:31). Asimismo, los intereses de los líderes y de la nación estaban protegidos por ejércitos, que a su vez estaban compuestos por oficiales (Mt 8:9; Hch 21:32), soldados y escuderos (Jue 9:54; 1 S 14:6). Además de estos, el gobierno requería de otros trabajadores tales como recaudadores de impuestos (Lc 19:1-2), cronistas y secretarios (2 S 8:16-17) y abogados (Hch 24:1; Tit 3:13). Algunos soberanos contrataban músicos (1 S 16:14-23) y otros pagaban por el consejo de astrólogos y adivinos (Is 19:3).
El gobierno romano
En los días de Jesús, el pueblo de Israel se encontraba bajo el yugo del gobierno romano que delegaba gobernadores romanos (o procuradores) para supervisar la recolección de los impuestos y mantener el orden en el lugar (Mt 27:2; Hch 24:1). A nivel local, los romanos permitían que los concejos de religiosos y líderes de negocios se encargaran de los problemas y preocupaciones, especialmente aquellos relacionados con el mantenimiento del templo y del culto (Hch 22:5).
Siervos especiales de Dios
Por muchos años, el templo de Jerusalén fue el centro de la vida religiosa del pueblo de Israel, y se necesitaban de muchas personas para garantizar su correcto funcionamiento. De acuerdo a la ley de Moisés, los miembros de la tribu de Leví debían trabajar como sacerdotes, sirviendo a todo el pueblo de Dios. Como los levitas no recibieron una porción de tierra, se les permitía quedarse con una parte de los sacrificios que los israelitas ofrecían a Dios (Jos 13:14). Un sumo sacerdote estaba encargado del templo, y era apoyado por los jefes de los sacerdotes, los porteros (1 Cr 9:17-32), los trabajadores del templo (Esd 2:43-54) y los guardias (1 Cr 9:17-32).
Templos y prácticas religiosas
Muchos de los pueblos vecinos a Israel tenían sus propios templos y prácticas religiosas. Estos empleaban los sacerdotes del templo y también otras clases de trabajadores, e incluso algunos usaban mujeres como «prostitutas sagradas». Todas las religiones sostenían muchos artesanos, incluyendo arquitectos, albañiles, orfebres, plateros y escultores que era empleados para la construcción y decoración de templos y santuarios (1 Re 5:13-18).
Profetas
Aunque el tabernáculo y el templo eran el centro de la vida religiosa del pueblo, muchos reyes de Israel y Judá también emplearon profetas (1 Cr 21:9; 2 Cr 19:1-2) quienes con sus consejos les ayudaban a tomar decisiones según la voluntad de Dios, y con sus advertencias mostraban las consecuencias de sus actos. Otros profetas trabajaron independientemente como predicadores (1 Sam 9:6-21). En el tiempo de Jesús, un creciente número de instructores conocidos como escribas y fariseos se ganaban la vida como maestros de la ley.
Otras ocupaciones
La mayoría de trabajadores sin adiestramiento era pobre y se dedicaba a trabajos difíciles como, por ejemplo, ser mineros, picapedreros, excavadores de pozos, constructores de vías, limpiadores de calles, domadores y conductores de camellos, cargadores de mercancías en las rutas comerciales, tripulantes o remeros en una embarcación y labradores de los sembrados. Otras personas se ganaban la vida como bailarines, músicos e incluso como plañideras profesionales, a quienes se les pagaba por llorar y lamentarse en las procesiones funerarias (Jer 9:17; Mt 9:23). Otros tocaban tristes canciones con sus flautas, se daban golpes de pecho con las manos y vestían ropas ásperas llamadas cilicios (Gn 37:34). Mercaderes y comerciantes traían y vendían todo tipo de artículos, los llevaban a los diferentes pueblos y los ofrecían para la venta en los mercados al aire libre. Algunos comerciantes más adinerados poseían barcas y un gran número de camellos, los cuales eran usados para transportar bienes a través de grandes distancias.
Jornales y salarios
La Biblia menciona que personas eran remuneradas por ciertos trabajos (Gn 29:15; Miq 3:11; Mt 20:1-15; Lc 3:14), pero es difícil precisar cuánto se les pagaba en el antiguo Israel. Probablemente, ellos recibían productos y alimentos a cambio del trabajo hecho. Durante la época de los reyes, a algunas personas se les pagaba en pesos de oro o plata. Después, alrededor del año 600 a.C., el Imperio persa comenzó la manufactura de monedas que fueron usadas para pagar a los trabajadores. En los tiempos de Jesús, diferentes monedas eran comúnmente usadas para pagar bienes y servicios de trabajadores. La historia de Jesús narrada en Mateo 20:1-16 describe el pago de los trabajadores de una viña por un día de trabajo, el cual era un denario. Cuánto se podía comprar con esta moneda no es del todo claro, y por lo tanto es difícil determinar cuánto era el pago de un jornal de trabajo en relación con un día de trabajo hoy en día.