¿Por qué la carta de Santiago es especial?

Santiago comienza como una carta escrita a los cristianos esparcidos por todo el imperio Romano (1:1), pero en realidad es un libro corto de instrucciones sobre cómo el pueblo de Dios debe vivir y tratar a los demás.

El consejo del libro es claro y conciso: Si eres pobre, no te desesperes No te rindas cuando se ponga a prueba tu fe. No te enojes rápidamente. No favorezcas a los ricos sobre los pobres. Ayuda a los demás y controla la lengua y tus deseos. Confía en la sabiduría de Dios. Resiste al diablo. No presumas de lo que vas a hacer. Si eres rico, utiliza tu dinero para ayudar a los pobres. Sé paciente y amable, y ora por quienes necesitan la ayuda de Dios.

¿Por qué se escribió la carta de Santiago?

Para el autor de Santiago la fe significa acción. Esta carta dice que la fe de una persona que no hace obras buenos es como muerta. El autor reta al pueblo de Dios a cumplir «la ley suprema, tal como dice la Escritura: «Ama a tu prójimo como a ti mismo». (2:8)

¿Cuál es la historia de la carta de Santiago?

La carta fue escrita para «las doce tribus de Israel esparcidas por todo el mundo» (1:1). Esto no se refiere al pueblo de Israel sino a los cristianos, que se consideraban herederos de la tradición judía.

Las doce tribus de Israel recibían el nombre de los hijos de Jacob, el nieto de Abraham (Génesis 25:19-49:28). Cuando Babilonia derrotó al pueblo israelita que vivía en Judá en el sexto siglo a. C., muchos de ellos fueron dispersados fuera de su patria. Al enviar la carta a los seguidores de Cristo del primer siglo que fueron dispersados en distintas áreas fuera de Palestina o en la diáspora, el autor fue capaz de ayudarlos a identificarse con su herencia. La referencia a ellos puede indicar que la carta fue escrita a finales del primer siglo (véase 1 Pedro 1:1).

El autor del libro se presenta como Santiago, que en griego es Iakobos, una forma del nombre hebreo «Jacob». Según algunas tradiciones de la iglesia primitiva, se creía que el autor de la carta era Santiago, el hermano de Jesús y líder de la iglesia de Jerusalén (Marcos 6:3; Hechos 15:13; 1 Corintios 15:7; Gálatas 1:19).

La carta contiene enseñanzas similares a las de Jesús en los Evangelios. Sin embargo, el lenguaje y el estilo general sugieren que el autor estaba también familiarizado con los términos usados por la cultura griega del primer siglo.

El discurso de exhortación es característico de la enseñanza ética grecorromana. Esto significa que el escritor vivió probablemente muchos años después de Santiago, el hermano de Jesús, o de Santiago el discípulo (Mateo 4:21).

La carta no se refiere ni a la vida de Jesús ni a su crucifixión ni a su resurrección y nunca habla de salvación. De hecho, el nombre «Jesús» aparece solamente dos veces (1:1; 2:1). La ausencia de cualquier mención a la relación entre el autor y Jesús apoya la afirmación de quienes dicen que la carta no fue escrita por Santiago, el hermano de Jesús.

En el mundo antiguo, los seudónimos, como es un escrito hecho en nombre de un apóstol, no era inusual, sino considerado como un signo de reverencia a la identidad del autor a quien se le atribuía y no era considerado un engaño.

¿Cuál es la estructura de la carta de Santiago?

Después de un breve saludo, la carta ofrece consejos para vivir como pueblo de Dios. Puede dividirse de la siguiente manera:


Pedir la sabiduría y la paciencia de Dios (1:1-18)

La introducción de Santiago sigue el típico estilo griego de las cartas; primero el nombre del autor, luego los nombres de la persona o personas a quienes se escribe y la despedida. El autor anima a los lectores a buscar la sabiduría de Dios y a permanecer fieles, aun cuando se enfrenten a pruebas y tentaciones.


Mostrar que la fe está viva (1:19-2:26)

El autor anima al pueblo de Dios a dar la espalda al mal y a obedecer la ley perfecta, que incluye ayudar a los necesitados, a los huérfanos y a las viudas. El pueblo de Dios no debe prestar atención especial a los ricos, sino amar a los pobres y a los demás tanto como se aman a sí mismos. De esta manera demuestran que su fe no está muerta, sino viva.


Mira lo que dices y sé sabio (3:1-5:6)

Se pide a los seguidores a tener cuidado al elegir sus palabras sabiamente y a no presumir o decir cosas malas sobre los demás. También se les pide seguir la sabiduría de Dios y asegurarse de que las riquezas no les impida vivir como Dios quiere que vivan.


Sé paciente, dulce y ora constantemente (5:7-20)

Los cristianos deben ser pacientes hasta que el Señor regrese, evitar hacer juramentos y orar los unos por los otros, especialmente por los pecadores que se han extraviado.