Siendo idealista de corazón, a menudo comienzo mis días con las más altas expectativas.

Expectativas de la mañana

Expectativas: Despertar con el alba. Ejercer la máxima energía desde el momento en que mis ojos se abren. Ir a correr. Duchar. Freír un huevo y hacer un café en casa para ahorrar dinero. Encontrar sin esfuerzo el atuendo perfecto para las demandas del día. Escuchar a los pájaros azules cantar fuera de mi ventana. Respirar el aire cálido, que huele a peonías.

Realidad: Mi alarma no suena, así que me levanto sin suficiente tiempo para ducharme. Está lloviendo afuera, así que también podría dejar mi cabello sin arreglar. El vestido que quería usar está sucio. La lata de café está vacía. Y mis llaves han desaparecido misteriosamente.

Expectativas de la tarde

Expectativas: Aceptar una recompensa sorpresa por ser el mejor empleado que cualquier empleador podría tener. ¡Increíble! Encontrarme en una habitación llena de personas con una historia que es a la vez conmovedora y humorística. Escribir una novela de 200 páginas durante mi hora de almuerzo. Tomar un café rápido en un café local, donde me encuentro con un publicador de renombre mundial que quiere publicar mi obra maestra del almuerzo lo antes posible. Chocar con una estrella de cine. Misteriosamente ganar un carro nuevo.

Realidad: Me metí una galleta en la boca mientras terminaba de trabajar en mi escritorio. De repente, recuerdo que no tengo nada que hacer para la cena. Decido tomarme un café en un café local, pero tengo dudas porque es ventoso y está lloviendo afuera. Voy a pesar del clima. Cuando llego allí, me saludan con un letrero gigante «Cerrado». Bueno, de todos modos, olvidé mi billetera. Mis labios están agrietados porque olvidé beber suficiente agua y desearía poder simplemente tomar una siesta.

Tratar con las expectativas fallidas

De acuerdo, quizá exagere un poco, pero a veces realmente siento que ninguno de mis planes diarios se realiza, a pesar de mis mejores esfuerzos. Incluso en los días en los que no espero tanto, lo único que quiero es que el día transcurra de manera relativamente tranquila, las cosas siguen estorbando mis expectativas.

¿Alguna vez te sientes de esta manera, como si nada en tu día fuera según lo planeado? A veces, son las molestias más pequeñas las que tienen el mayor potencial de arruinar tu día.

Cuando tus expectativas no se convierten en realidad, es muy fácil sentirte enojado, sentir que el mundo está en tu contra, sentir que quieres rendirte. Pero la Biblia nos dice que, incluso cuando tus planes no salen como se esperaba, Dios todavía tiene un plan para tu vida. Él no te falla como como puede ocurrir con tus planes diarios. Si te sientes frustrado por las expectativas fallidas de hoy, puedes meditar en las promesas de Dios para guiar tus pasos, incluso cuando estés decepcionado. Estos cuatro Proverbios te ayudarán a comenzar:

  1. Al hombre le toca hacer planes, y al Señor dirigir sus pasos. — Proverbios 16:9
  2. El Señor dirige los pasos del hombre; nadie conoce su propio destino. — Proverbios 20:24
  3. El hombre hace muchos planes, pero sólo se realiza el propósito divino. — Proverbios 19:21
  4. Confía de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia. Ten presente al Señor en todo lo que hagas, y él te llevará por el camino recto. — Proverbios 3:5-6

Originalmente publicado en inglés en el Bible Blog de American Bible Society el 7 de febrero de 2017.