Salir en una cita es difícil. Reconocer a quién has encontrado y cuándo lo has encontrado puede ser confuso. También trae todo tipo de dudas: ¿Me gusta esta persona? ¿Amo a esta persona? ¿A dónde va esta relación? ¿A dónde quiero que vaya?
Cuando mi novio, Tim, y yo comenzamos a salir tuve muchas preguntas sobre mis sentimientos y las intenciones de Dios para nuestra relación. La Palabra de Dios proporcionó orientación durante este tiempo. A través de varios pasajes de las Escrituras, especialmente los profetas del Antiguo Testamento, encontré tranquilidad. Isaías 46:11b, en particular, calmó mis preguntas: «Lo he dicho y así lo haré, he hecho mi plan y lo cumpliré».
La Escritura es personal
Leer la Biblia puede sentirse infructuoso y francamente confuso a veces. Pero Isaías 55:11 nos dice que leer las Escrituras nunca es improductivo. La Palabra de Dios trasciende el tiempo y las circunstancias. En los tres años que hemos tenido citas, Tim y yo solo hemos pasado un breve tiempo viviendo cerca uno del otro.
A veces, él estaba en Colorado, y yo estaba en Pennsylvania. O estaba en Francia, y él estaba en Colorado. O él estaba en Camboya, y yo estaba en Pennsylvania. O los dos estábamos en Pennsylvania, ¡con solo un tramo corto de 100 millas entre nosotros! Cualquiera que haya estado en una relación de larga distancia sabe lo difícil que puede ser esto.
Pero las Escrituras nos fortalecieron cuando estábamos juntos y cuando estábamos separados. Nos recordó que nuestra relación con Dios es el denominador más importante que compartimos. Aunque estuvimos separados durante gran parte de nuestra vida de pareja, la Biblia nos conectó en un nivel profundo y todavía lo hace.
La Biblia también guía nuestro comportamiento como pareja. Cuando Tim y yo estamos en desacuerdo, e incluso cuando no lo estamos, a menudo rezo las palabras de Gálatas 5:22-23a: «En cambio, lo que el Espíritu produce es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio».
Rezar este versículo mantiene estas virtudes siempre delante de mí, incluso cuando se sienten fuera de alcance.
La Escritura es aplicable
Dentro de unas semanas, Tim y yo nos casaremos. Los preparativos para la boda están en plena floración, y es fácil quedar atrapado en el día. Pero debemos ser conscientes del propósito de Dios para que nos unamos en una santa unión. La Biblia está llena de pasajes que explican esto.
Las Escrituras no solo nos dicen que nos amemos (1 Pedro 4:8), sino también cómo se debe expresar ese amor: «Tener amor es saber soportar; es ser bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta; es no enojarse ni guardar rencor; es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo» (1 Corintios 13:4-7).
La Escritura siempre cumple su propósito. A veces, trae paz y tranquilidad. Otras veces, une los corazones y las mentes de las personas a medida que lo discuten, lo exploran y leen palabras que hablan directamente a sus corazones.
En mi relación con Tim, la Escritura ha sentado las bases de nuestras vidas juntos. Nos ha traído paz en el pasado, ha sido nuestra guía en el presente y nos fortalecerá en el futuro.
Originalmente publicado en inglés en el Bible Blog de American Bible Society el 1 de agosto de 2014.