Después de recoger a mi nieto de 14 años en la academia donde estudia el último nivel de la escuela intermedio, aproveché para conversar con él acerca de las actividades de las próximas vacaciones. Con alegría me habló de las películas que piensa ver, los paseos planeados con sus amigos, los viajes a la playa y el recorrido a Disney World.
La juventud actual tiene muchas distracciones, es decir, tentaciones que la pueden desviar del camino hacia Dios, pues es vulnerable ante las atracciones del mundo. Como no vi en sus planes la disciplina de su vida espiritual que con fervor le enseño, le pregunté con cierta inquietud en cuanto a cómo hará para mantener su relación con Dios. A pesar de su corta edad su respuesta me regocijó:
«Abuela» — me dijo con el énfasis que ponen los adolescentes cuando quieren que se les crea sin ningún tipo de duda— «a pesar de los planes no puedo descuidar mi estudio bíblico, mi lectura sistemática de la Biblia y mi oración diaria cuando has sido tú quien me ha enseñado que: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:37).»
—Pensé que en esas horas de relajación después de tantos meses de estudio podrías descuidar tu disciplina espiritual y eso me preocupa. —respondí.
—A Dios no se le olvida porque está primero que todo, abuela. Siempre me lo dices. Aunque esté de vacaciones no me debo alejar de él. —continuó mi nieto. Y me bosquejó su estrategia:
- Antes de cualquier actividad me pongo en oración para que todo salga bien.
- Después del regreso y del baño tomo la Biblia y leo un pasaje bíblico para estudiarlo.
- Más tarde, me pongo en comunicación con el Señor, que tanto nos bendice y le pido su ayuda y protección; orar es la forma de comunicarme con él.
—¿Acaso no me has enseñado que debe ser así? —terminó diciendo.
La juventud generalmente está llena de preocupaciones tratando de entender el convulso mundo que se abre ante sus ojos. La escuela, las numerosas actividades escolares y extraescolares, el deporte, el cine, la música, los videos-juegos y las amistades que influyen negativamente en los jóvenes, son tentaciones constantes que los pueden alejar de Dios. ¿Cómo podremos ayudar a nuestros hijos o nietos en este mundo difícil?
No debemos olvidar que la oración es el medio más directo de comunicación con el Señor y la juventud debe saber que podemos hablar con él a toda hora y en cualquier momento porque «él nos oye». La Biblia afirma: «Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye» (1 Juan 5:14).
Aun en los horarios más relajados del verano, en medio de las actividades vacacionales y el descanso, nunca descuidemos nuestra disciplina espiritual desviando nuestra atención de Dios. Dios siempre nos escucha. Ponerlo a él primero que todo es un deber como cristianos y al hacerlo seremos bendecidos.