Reflexiona:

«Juan el Bautista no hizo ningún milagro, pero todo lo que dijo de Jesús era verdad.»

Piensa:

En el proceso normal de la naturaleza una planta necesita ciertos factores para poder crecer, el terreno debe ser adecuado según su especie, aunque tratemos de reproducirla, no será posible.

La vida de fe es igual, necesita que todo sea propicio, tenemos a Jesús, pero conocerle y ver sus milagros no es suficiente; tenemos la Iglesia, pero asistir y participar, no es suficiente; tenemos las obras de caridad, pero practicarlas no es suficiente; es necesario combinar todo y plantarlo en un corazón dispuesto. Al final somos nosotros quienes decidimos si dejamos, o no, entrar al Dios en nuestras vidas.

Piensa en toda la gente que vivió junto a Jesús, por cientos iban a verle y escucharle, muchos comieron de los panes que multiplicó, vieron a los muertos caminar y los enfermos sanar; y aun así muchos no creyeron, porque tenían un corazón cerrado y ciego, estaban renuentes a dejar de lado sus creencias para poder aceptar las enseñanzas de Jesús.

Hoy en día nosotros mismos podemos ser como esas personas, aun siendo miembros activos en nuestras comunidades, puede que estemos lejos de creer realmente y aceptar a Jesús en nuestras vidas.

El Evangelio de hoy nos invita a abrir las puertas de nuestro corazón para dejarlo entrar, ¿Estás dispuesto? ¿Cuáles son las dudas que te siguen manteniendo alejado? ¿Hasta cuándo continuaras ignorando lo que Dios tiene para decirte? 

Dialoga:

Señor Jesús, tú mejor que nadie me conoce y sabes lo que hay en mi corazón, conoces las sombras de dudas que me alejan de ti y me impiden llevar a cabo la misión que tienes para mí. Hoy quiero pedirte perdón por no escucharte siempre y te pido que me ayudes a derribar las barreras de mi alma para que habites en mí y me convierta en un faro que ilumine el camino de otros con la luz de tu amor.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, saca las dudas de mi corazón»

Recalculando:

Te propongo que analices tu fe. Si tuvieras que ponerle un porcentaje a tu forma de creer en Jesús como el Señor y Mesías… ¿cuánto porcentaje tendrías? ¿Podrías mejorar? Busca la manera que en tu vida te haya servido más para una oración y pide la fe. Tu acción es interna, y verás que el Señor te concede lo que con amor y sencillez le pides.

Texto del Evangelio de hoy: San Juan 10:31-42

Otra vez, los jefes judíos quisieron apedrear a Jesús, 32 pero él les dijo:

—Ustedes me han visto hacer muchas cosas buenas con el poder que mi Padre me ha dado. A ver, díganme, ¿por cuál de ellas merezco morir?

Ellos le respondieron:

—No queremos matarte por lo bueno que hayas hecho, sino por haber ofendido a Dios. Tú no eres más que un hombre, y dices que eres igual a Dios.

Jesús les dijo:

—¡Pero en la Biblia Dios dice que somos dioses! Y ella siempre dice la verdad. Y si Dios me envió al mundo, ¿por qué dicen ustedes que ofendo a Dios al decir que soy su Hijo? Si no hago lo que mi Padre quiere, entonces no me crean. Pero si yo lo obedezco, crean en lo que hago, aunque no crean en lo que digo. Así, de una vez por todas, sabrán que mi Padre y yo somos uno solo.

De nuevo ellos intentaron encarcelar a Jesús. Pero él se les escapó, y se fue de nuevo al otro lado del río Jordán, al lugar donde Juan el Bautista había estado bautizando. Mientras estaba allí, muchas personas fueron a verlo, y decían: «Juan el Bautista no hizo ningún milagro, pero todo lo que dijo de Jesús era verdad.»

Y mucha gente de aquel lugar creyó en Jesús.

 Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.