Reflexiona:
«…enviaré a mis ángeles para que saquen de mi reino a todos los que hacen lo malo y obligan a otros a hacerlo.»
Piensa:
En el libro de El Principito hay una parte en la que el habla del baobab, un árbol de raíces grandes y profundas que podrían destruir su pequeño planeta si las dejaba crecer, por eso el se dedicaba todas las mañanas a arrancar sus semillas para que no crecieran; al mismo tiempo dedicaba tiempo para regar y cuidar sus rosales, aquellas flores por las que sentía especial apego.
Esta pequeña alegoría del libro de El Principito es una buena forma de abordar el Evangelio de hoy. Jesús nos habla del reino de Dios comparándolo con la siembra y la cosecha. Ayer reflexionábamos sobre la buena semilla, y cómo debemos poner especial atención para que el terreno sea propicio para que eche raíces y pueda dar fruto. Hoy nos habla sobre lo contrario, las malas semillas, la maldad, los miedos y la duda. Esas malas hierbas que invaden los campos y muchas veces impiden que la buena semilla eche raíces.
Es innegable que todos tenemos esa especie de dualidad en nuestras vidas y en nuestro entorno. Vivimos rodeados de cosas buenas y malas, y en nuestro interior tenemos sentimientos positivos y negativos. Así como el principito, debemos dedicar tiempo cada día para ir eliminando esas semillas de baobab de nuestros corazones, porque si las dejamos crecer nos llenarán en corazón de cizaña.
También existen personas que se dedican a regar estas semillas y es importante que sepamos identificarlas y alejarlas de nuestras vidas. Y más importante aún no ser parte de ese grupo, porque cuando llegue el tiempo de la cosecha todas esas malezas y quienes las siembran serán juzgados con gran severidad.
Jesús hoy nos invita a ser buena semilla en el mundo, a sembrar esperanza y amor. Nos hace un llamado para no dejarnos invadir por las raíces de la cizaña para que cuando se separe la cosecha de la maleza, no nos quedemos fuera del reino que nos tiene preparado.
Piensa, ¿cuáles son esas cosas negativas que anidan en mi corazón y que me alejan del amor de Dios? ¿Cuánto tiempo dedico a eliminar las malas semillas y a regar las buenas en mi corazón, en mi hogar, escuela, comunidad? ¿He sido promotor de la buena o la mala semilla?
Dialoga:
Señor Jesús, en tu infinita misericordia y amor, me has regalado la libertad para actuar de la manera que yo quiera, incluso si mis decisiones me alejan de ti. Por eso te pido que me ayudes a saber usar esa libertad para hacer crecer la buena semilla en mi entorno, y dame la sabiduría y el coraje para saber eliminar las cosas negativas que me pueden alejar de ti y de tu amor.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, ayúdame a eliminar la maleza de mi corazón»
Recalculando:
Redireccionar la vida puede ser hoy el momento en que tomes la decisión de hacer algo en favor de alguna institución de bien público. Seguro que conoces a varias, desde donar sangre, hasta ayudas en beneficencias. Estas agencias que son muchas combaten de alguna manera el mal y tú escoge una para poder ayudar y servir. Esto te hará bien a ti mismo.
Texto del Evangelio de hoy: San Mateo 13:36-43
Jesús dejó a la gente allí y se fue a la casa. Entonces sus discípulos fueron a decirle:
—Explícanos qué significa el ejemplo de la mala hierba en el terreno.
Jesús les dijo:
«El que siembra la buena semilla de trigo soy yo, el Hijo del hombre. El terreno es el mundo, y las buenas semillas de trigo son todos los que obedecen las leyes del reino de Dios. Las semillas de cizaña son los que obedecen al diablo, que fue quien las sembró en el mundo. El tiempo de la cosecha es el juicio final, y los trabajadores que recogen la cosecha son los ángeles. Cuando Dios juzgue a todos, será como cuando se arranca la mala hierba y se quema. Yo, el Hijo del hombre, enviaré a mis ángeles para que saquen de mi reino a todos los que hacen lo malo y obligan a otros a hacerlo. A esas personas, los ángeles las echarán en el infierno, y allí tendrán tanto miedo que llorarán y les rechinarán los dientes. Pero los que obedecen a Dios brillarán en el reino del Padre como brilla el sol. ¡Ustedes, si en verdad tienen oídos, presten atención!».
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.