Reflexiona:
«…los ángeles de Dios hacen fiesta cuando alguien se vuelve a Dios».
Piensa:
En una ocasión durante un festival en una plaza comercial, me di cuenta de que dos niños como de 10 años, estaban sentados en una banca y miraban para todos lados. Después de un rato me acerqué a preguntarles si estaban bien, y el mayor me contestó, que estaban esperando a su mamá que había ido a buscar a uno de sus hermanitos porque se había extraviado en la multitud. En primera instancia me pareció la cosa más imprudente, pero después al pensarlo con calma reflexionaba que la señora se fue a buscar a uno de sus hijos que no sabía dónde estaba, y dejó a los otros dos juntos, y les pidió que no se movieran de ahí, que ella regresaría. Es decir, se fue hasta cierto punto, con la tranquilidad de que sabía dónde los encontraría de nuevo a su regreso.
Y esto viene a mi mente al reflexionar el Evangelio de hoy, es curioso que menciona que el pastor deja a las 99 ovejas, no nos dice que las lleva a un lugar seguro o las regresa al corral; sino que inmediatamente va en busca de la que se perdió.
En la vida espiritual a veces nos pasa lo mismo, sentimos que cuando más nos esforzamos por «ser buenos», por estar cerca de Dios, pareciera que nos sentimos menos afortunados, como que las cosas nos cuestan más trabajo. Nos preocupamos porque no «sentimos la presencia de Dios», pero es importante recordar que Dios no se olvida de nosotros, él sabe dónde estamos y regresará por nosotros, nuestro deber es permanecer firmes en compañía de nuestros hermanos, en la comunidad eclesial, para ayudarnos y acompañarnos mutuamente.
En algún punto de nuestras vidas también hemos sido la oveja que se pierde y nos llenamos de alegría cuando somos reencontrados y nos llevan en brazos, pero no podemos vivir todo el tiempo así, debemos regresar con los demás y mantenernos a salvo. Y mejor aún, ayudar a los otros para que no se pierdan.
Dialoga:
Señor Jesús, te doy gracias por que cuando he estado perdido me has mirado con amor y has ido en mi búsqueda para devolverme a la seguridad de tu presencia. Ayúdame a mantenerme perseverante y a la expectativa de que ninguno de nosotros nos volvamos a perder.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, gracias por encontrarme»
Recalculando:
Recalcular la ruta hacia el Señor, hoy te lleva a plantearte la posibilidad de buscar a una persona concreta, puede ser un colega del trabajo, los deportes o el estudio, que por algún motivo está con dudas de fe. Recuerda que siempre tenemos muchas posibilidades de ser tentados, tal vez sea por el mal testimonio de los que vivimos en la comunidad. Lo que importa ahora es ayudar a esta persona concreta, que tú identificas, y le ayudas a encontrarse con Jesús para poder estar nuevamente cerca del Señor. Tal vez sea un trabajo largo, pero debes hacerlo con paciencia, como el Señor tiene con cada uno de nosotros. Ahora tú eres ese instrumento encargado por Dios para dar testimonio.
Texto del Evangelio de hoy: San Lucas 15:1-10
Mientras Jesús enseñaba, se le acercaron muchos de los que cobraban impuestos para el gobierno de Roma, y también otras personas a quienes los fariseos consideraban gente de mala fama.
Al ver esto, los fariseos y los maestros de la Ley comenzaron a criticar a Jesús, y decían: «Este hombre es amigo de los pecadores, y hasta come con ellos.»
Al oír eso, Jesús les puso este ejemplo:
«Si alguno de ustedes tiene cien ovejas, y se da cuenta de que ha perdido una, ¿acaso no deja las otras noventa y nueve en el campo y se va a buscar la oveja perdida? Y cuando la encuentra, la pone en sus hombros y vuelve muy contento con ella. Después llama a sus amigos y vecinos, y les dice: “¡Vengan a mi casa y alégrense conmigo! ¡Ya encontré la oveja que había perdido!”
»De la misma manera, hay más alegría allá en el cielo por una de estas personas que se vuelve a Dios, que por noventa y nueve personas buenas que no necesitan volverse a él.»
Jesús les puso otro ejemplo:
«¿Qué hará una mujer que, con mucho cuidado, ha guardado diez monedas, y de pronto se da cuenta de que ha perdido una de ellas? De inmediato prenderá las luces y se pondrá a barrer la casa, y buscará en todos los rincones, hasta encontrarla. Y cuando la encuentre, invitará a sus amigas y vecinas y les dirá: “¡Vengan a mi casa y alégrense conmigo! ¡Ya encontré la moneda que había perdido!”
»De la misma manera, los ángeles de Dios hacen fiesta cuando alguien se vuelve a Dios.»
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.