¿Por qué Eclesiastés es especial?

El título del libro proviene de la antigua traducción griega del vocablo hebreo Qohelet, que significa «orador público». No conocemos el autor, pero muchos sugieren que fue un filósofo, profesor y predicador.

El autor no está contando una historia, sino que está compartiendo sus pensamientos sobre el significado de la vida a través de su propia experiencia personal. Para ello utiliza refranes, proverbios y poemas como parte de su argumento. La frase clave: «vana ilusión» (o «vanidad de vanidades» en otras traducciones) empieza y termina el libro (1:2 y 12:8) y se repite a través de él, haciendo hincapié en que las respuestas a muchas preguntas de la vida no son fáciles de encontrar.

¿Por qué se escribió Eclesiastés?

Este libro es una búsqueda del sentido de la vida. El escritor considera que desde el punto de vista humano la vida está llena de contradicciones y misterios. Si bien el trabajo es un don de Dios (5:19), también puede ser doloroso y sin sentido (2:17), porque después de morir, las personas no pueden llevarse nada de su duro trabajo (5:13–15), y otros pasarán a disfrutar de su riqueza (6:2).

Cuando las personas son pobres, nadie les presta atención (9:16), pero ser rico no es tampoco garantía de felicidad y satisfacción (2:4-11; 5:10-12). La sabiduría es mejor que la necedad, pero ya sea alguien inteligente o necio, todos mueren (2:13-16; 3:20) y saber demasiado puede ser doloroso (1:18). Sobre todo, la sabiduría humana no nos ayuda a entender los caminos de Dios (8:17), quien hace todo lo que existe (3:11; 6:10; 7:13-14; 9:1). Las personas deben respetar y obedecer a Dios (5:7; 8:12-13; 12:13), porque Dios juzgará lo que hacen (12:4; 3;17); aunque al justo y al injusto les espera lo mismo (9:2).

Con esta vida tan llena de contradicciones, ¿dónde encuentran los hombres el sentido de su existencia? No es de extrañar que algunos lectores crean que el mensaje de Eclesiastés carece de esperanza y no da respuestas al sentido de la vida. Otros, sin embargo, ven esperanza y respuestas en las invitaciones reiteradas del autor a disfrutar de la vida como un don de Dios (2:24-26).

El autor se enfrenta a las realidades de la existencia humana y destaca lo sin sentido que puede ser para la gente con limitado entendimiento; pero reconoce los regalos de Dios y encuentra alegría en ellos. No puede entender los misteriosos caminos del Señor, pero sabe que el futuro está en sus manos, de esta manera, se aferra a él e insta a otros a respetarlo y a guardar sus mandamientos.

¿Cuál es la historia de Eclesiastés?

Se identifica el sabio autor en 1:1 como hijo de David y rey de Jerusalén. Aunque Salomón no sea mencionado por su nombre en Eclesiastés, él era el único de los hijos de David que fue rey en Jerusalén. Además, Salomón era reconocido por su sabiduría y se le atribuyeron muchos proverbios y canciones (1 Reyes 3:5-12; 4:29-34; Proverbios 1:1).

No era inusual en la antigüedad escribir «en nombre» de una persona importante como Salomón y por ello la mayoría de los académicos cree que Salomón no lo escribió. Una de las razones es que el hebreo del libro parece provenir de un período posterior al tiempo de Salomón, quien gobernó alrededor de los años 970 a 931 a. C.

Además, la presencia de palabras persas sugiere que el libro fue escrito después del exilio, cuando el pueblo volvió a Judá del exilio en Babilonia (538 a. C.). A partir de ese momento y por casi doscientos años, el pueblo judío estuvo fuertemente influenciado por la cultura y lengua persa.

Otra razón para que muchos académicos no crean que Salomón escribió este libro es que el escritor habla como si no fuera rey, sino un súbdito (5:8–9; 8:2-5; 10:5-7, 16, 17, 20).

¿Cuál es la estructura de Eclesiastés?

La siguiente es una de las muchas divisiones que se han propuesto para Eclesiastés. El título del libro aparece en 1:1, y una frase se repite en 1:2 y 12:8 para comenzar y terminar el cuerpo del libro. En la siguiente división el cuerpo se ha dividido en tres secciones. La conclusión (o «epílogo») se encuentra en 12:9-14.

  • El sabio y la búsqueda del sentido de la vida (1:1-2:26)
    • Uno sabe ser sabio (1:1)
    • La búsqueda del sentido de la vida (1:2-2:26)
  • La vida es desconcertante, pero es un don de Dios (3:1-11:6)
  • Disfrutar de la vida y recordar a Dios mientras se es joven (11:7-12:8)
  • Conclusión (12:9-14)