11 de agosto

Introducción

Jueces 6:1–27: después de cuarenta años de paz, el pueblo de Israel vuelve a pecar contra el Señor. Los madianitas los dominan durante siete años, y los israelitas claman al Señor pidiendo que los ayude. Un ángel del Señor se aparece a Gedeón con el mensaje de que él ha sido elegido para rescatar a los israelitas de los madianitas.

Versículo bíblico para hoy: Jueces 6:12

El ángel del Señor se le apareció [a Gedeón] y le dijo: —¡El Señor está contigo, hombre fuerte y valiente!

Lectura

Pero los hechos de los israelitas fueron malos a los ojos del Señor, y durante siete años el Señor los entregó al poder de los madianitas. Como los madianitas oprimían cada vez más a los israelitas, éstos, por temor a los madianitas, se hicieron escondites en los cerros, en las cuevas y en lugares difíciles de alcanzar. Siempre que los israelitas tenían algo sembrado, los madianitas, los amalecitas y la gente del oriente los atacaban. Acampaban en los territorios de Israel y destruían las cosechas hasta la región de Gaza, sin dejarles a los israelitas nada que comer, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos. Con sus tiendas de campaña y su ganado invadían el país y lo destruían todo. Venían con sus camellos en grandes multitudes, como una plaga de langostas. Por causa de los madianitas, los israelitas pasaban por muchas miserias, y finalmente le pidieron ayuda al Señor.

Cuando los israelitas le pidieron al Señor que los librara de los madianitas, él les envió un profeta que les dijo: «Así dice el Señor y Dios de Israel: “Yo los saqué a ustedes de Egipto, donde vivían como esclavos, y no sólo los libré a ustedes de los egipcios, sino también de todos los que los oprimían. A ellos los fui echando de delante de ustedes, y a ustedes les di la tierra de ellos. 10 Y les dije a ustedes que yo soy el Señor su Dios, y que no tuvieran miedo de los dioses de los amorreos, en cuya tierra viven ustedes ahora; pero ustedes no me hicieron caso.”»

11 Entonces vino el ángel del Señor y se sentó bajo la encina que estaba en Ofrá, y que pertenecía a Joás, que era del clan de Abiézer. Gedeón, el hijo de Joás, estaba limpiando el trigo a escondidas, en el lugar donde se pisaba la uva para hacer vino, para que los madianitas no lo vieran.

12 El ángel del Señor se le apareció y le dijo:

—¡El Señor está contigo, hombre fuerte y valiente!

13 Y Gedeón contestó:

—Perdón, señor, pero si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos pasa todo esto? ¿Dónde están todos los milagros de que nos hablan nuestros antepasados, cuando dicen que el Señor nos sacó de Egipto? El Señor nos ha abandonado, y nos ha entregado al poder de los madianitas.

14 El Señor lo miró, y le dijo:

—Usa la fuerza que tienes, para ir a salvar a Israel del poder de los madianitas. Yo soy el que te envía.

15 Pero Gedeón volvió a contestar:

—Una vez más, perdón, señor, pero ¿cómo voy a salvar a Israel? Mi clan es el más pobre de toda la tribu de Manasés, y yo soy el más pequeño de mi familia.

16 Y el Señor le respondió:

—Podrás hacerlo porque yo estaré contigo. Derrotarás a los madianitas como quien derrota a un solo hombre.

17 Entonces Gedeón dijo:

—Si me he ganado tu favor, dame una prueba de que realmente eres tú quien habla conmigo. 18 Por favor, no te vayas de aquí hasta que yo vuelva con una ofrenda que te quiero presentar.

Y el Señor le aseguró:

—Aquí estaré esperando tu regreso.

19 Gedeón se fue y preparó un cabrito, y con unos veinte litros de harina hizo unos panes sin levadura; luego puso la carne en una canasta y el caldo en una olla, y se lo llevó todo hasta la encina. 20 El ángel de Dios le mandó poner sobre una roca la carne y los panes sin levadura, y derramar el caldo. Después que Gedeón hizo lo que se le había mandado, 21 el ángel tocó la carne y los panes con la punta del bastón que tenía en la mano, y de la roca salió fuego, el cual consumió la carne y los panes; luego el ángel del Señor desapareció de su vista. 22 Al darse cuenta Gedeón de que se trataba del ángel del Señor, dijo:

—¡Ay Señor, Señor! ¡He visto cara a cara al ángel del Señor!

23 Pero el Señor le contestó:

—No tengas miedo, que no vas a morir. Recibe mi paz.

24 Entonces Gedeón construyó allí un altar en honor del Señor, y lo llamó «El Señor es la paz». Este altar todavía está en Ofrá, ciudad del clan de Abiézer.

25 Aquella misma noche el Señor le dijo a Gedeón:

—Toma un toro del ganado de tu padre, el segundo toro, el de siete años, y echa abajo el altar de Baal que tiene tu padre. Echa abajo también el árbol sagrado que está junto al altar de Baal, 26 y en lo alto de esa fortaleza construye un altar al Señor tu Dios. Toma luego el toro, el segundo, y ofrécemelo como holocausto, usando para ello la leña del árbol sagrado que habrás echado abajo.

27 Entonces Gedeón tomó a diez de sus sirvientes e hizo todo lo que el Señor le había mandado; sólo que no lo hizo de día, sino durante la noche, por miedo a la familia de su padre y a los hombres de la ciudad.

Reflexiona

Vuelve a leer los versículos 2–6. Además de atacar a los israelitas, ¿qué más hicieron los madianitas? ¿Qué mensaje entregó el profeta de parte del Señor (versículos 8–10)? Cuando un ángel del Señor habló a Gedeón (versículos 11–12), ¿cómo respondió él al mensaje del ángel (versículo 13)? ¿Por qué pidió una señal (versículo 17)? ¿Por qué pensaba Gedeón que no era la persona adecuada para rescatar a Israel (versículo 15)? ¿Alguna vez te han llamado a hacer una tarea que sentiste que estaba más allá de tus capacidades? Si es así, ¿qué hiciste? ¿Qué acción tomó Gedeón en respuesta a lo que el Señor le pidió que hiciera (versículos 25–27)?

Ora

Dios soberano, solo tú eres Dios, y te adoro y alabo tu santo nombre. Tú eres mi verdadera fuente de fuerza, y pongo mi confianza en ti. Amén.

Lectura para mañana

Jueces 6:28–40: Gedeón busca nuevamente una prueba de parte de Dios.