La Palabra de Dios que guía: discipulado

Introducción

Marcos 10:13–34: Los niños son llevados a Jesús y son bendecidos por él. El encuentro con un hombre rico le proporciona a Jesús la oportunidad de enseñar a sus seguidores sobre el costo del discipulado. La lectura concluye con Jesús hablando sobre su muerte por tercera vez. 

Lectura para hoy

13 Llevaron unos niños a Jesús, para que los tocara; pero los discípulos comenzaron a reprender a quienes los llevaban. 14 Jesús, viendo esto, se enojó y les dijo:

—Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. 15 Les aseguro que el que no acepta el reino de Dios como un niño, no entrará en él.

16 Y tomó en sus brazos a los niños, y los bendijo poniendo las manos sobre ellos.

17 Cuando Jesús iba a seguir su viaje, llegó un hombre corriendo, se puso de rodillas delante de él y le preguntó:

—Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?

18 Jesús le contestó:

—¿Por qué me llamas bueno? Bueno solamente hay uno: Dios. 19 Ya sabes los mandamientos: “No mates, no cometas adulterio, no robes, no digas mentiras en perjuicio de nadie ni engañes; honra a tu padre y a tu madre.”

20 El hombre le dijo:

—Maestro, todo eso lo he cumplido desde joven.

21 Jesús lo miró con cariño, y le contestó:

—Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riqueza en el cielo. Luego ven y sígueme.

22 El hombre se afligió al oír esto; y se fue triste, porque era muy rico.

23 Jesús miró entonces alrededor, y dijo a sus discípulos:

—¡Qué difícil va a ser para los ricos entrar en el reino de Dios!

24 Estas palabras dejaron asombrados a los discípulos, pero Jesús les volvió a decir:

—Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! 25 Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el reino de Dios.

26 Al oírlo, se asombraron más aún, y se preguntaban unos a otros:

—¿Y quién podrá salvarse?

27 Jesús los miró y les contestó:

—Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible.

28 Pedro comenzó a decirle:

—Nosotros hemos dejado todo lo que teníamos, y te hemos seguido.

29 Jesús respondió:

—Les aseguro que cualquiera que por mi causa y por aceptar el evangelio haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o terrenos, 30 recibirá ahora en la vida presente cien veces más en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y terrenos, aunque con persecuciones; y en la vida venidera recibirá la vida eterna. 31 Pero muchos que ahora son los primeros, serán los últimos; y muchos que ahora son los últimos, serán los primeros.

32 Se dirigían a Jerusalén, y Jesús caminaba delante de los discípulos. Ellos estaban asombrados, y los que iban detrás tenían miedo. Jesús volvió a llamar aparte a los doce discípulos, y comenzó a decirles lo que le iba a pasar: 33 «Como ustedes ven, ahora vamos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley, que lo condenarán a muerte y lo entregarán a los extranjeros. 34 Se burlarán de él, lo escupirán, lo golpearán y lo matarán; pero tres días después resucitará.»

Versículo clave de hoy: Marcos 10:15

[Jesús dijo]: “Les aseguro que el que no acepta el reino de Dios como un niño, no entrará en él.” 

Reflexiona

¿Por qué los discípulos intentaron impedir que la gente llevara a los niños a Jesús? ¿Cómo respondió Jesús? Jesús habla de recibir el reino de Dios como un niño (versículo 15). ¿Qué significa eso para ti? ¿Qué le dijo Jesús al hombre rico (versículo 21)? ¿Cómo respondió el hombre rico (versículo 22)? ¿Qué te enseña el versículo 27 sobre Dios? La lectura para hoy incluye un proverbio (versículo 31) que aparece en otros lugares (Mateo 19:30, 20:16; Lucas 13:30) y hace referencia a Marcos 9:35 (véase la lectura de ayer) y la enseñanza de Jesús sobre ser «el siervo de todos». ¿Cuál es tu comprensión del versículo 31?  

Ora

Dios de amor, concédeme una fe sencilla como la de un niño, confiando plenamente en ti. Entrego mi vida a ti. Que venga tu reino, Señor. Amén.  

Lectura para mañana

Marcos 10:35–52: Dos discípulos se acercan a Jesús con una petición, y Jesús sana a un hombre ciego.